domingo, 20 de septiembre de 2015

DOMINGO XXV, T.O. (B)

“¿De qué discutíais por el camino?"
Queridas hermanas benedictinas y queridos hermanos todos:
 
En el evangelio de hoy, Jesús va de camino con sus discípulos a Jerusalén. Él sabe muy bien que allá, en Jerusalén, “va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán”. “Porque, como dice la primera lectura, el Justo resulta incómodo…, porque echa en cara los pecados a los pecadores”.
 
Por el camino conversa con sus discípulos y los va instruyendo, Jesús interviene y les pregunta: “¿De qué discutíais por el camino?
 
Quizás también nosotros, como los discípulos, nos quedamos callados y un tanto avergonzados, si sentimos que Jesús nos hace esta pregunta: “¿De qué discutíais por el camino? Porque los discípulos  “habían discutido quién era el más importante”.
 
¡Qué contraste! Jesús presagiando que iban a ser entregado en manos de los hombres, y sus  discípulos distribuyéndose los puestos del soñado gobierno.
 
No podemos menos de pensar en lo que nos cuentan con tanta frecuencia los medios de comunicación sobre lo que pasa con los políticos en la sociedad, lo que hacen por mantenerse en el poder, incluso a costa del bien común que ellos tienen que  custodiar.
 
Pero no caigamos en la tentación, no pensemos en los demás. Todos deseamos ser importantes. Hasta cierto punto, necesitamos ser importantes y sentirnos importantes ante los demás, para vivir con cierta satisfacción y atrevernos a afrontar los problemas y los desafíos de la vida.
Pero el problema es el siguiente: qué es ser importante, y cómo llegar a ser importante. Porque Jesús mismo, nos dice hoy: “Quien quiera ser el primero…” Es decir, Jesús nos invita a todos  a que nos esforcemos por ser los primero. Pero, en qué y cómo. En estas dos cuestiones se decide el ser o no ser cristiano.
 
Porque, para ser los primeros y se importantes de verdad, Jesús presenta un programa de vida  que choca frontalmente con los modos de pensar, de sentir y de actuar del modo como piensa siente y actúa comúnmente el mundo. Jesús nos dice: “Quién quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos…
 
Cuando Jesús habla de servir, habla de servicio querido y voluntario. Es decir, servir libremente y por amor.
 
Servir como él. Él en su vida pública no ha hecho otra cosa: Su ideal y su pasión primera es ser fiel  a su Padre Dios y a la misión que le ha encomendado. Y por eso, no ha hecho en su vida otra cosa que servir amorosamente: curar enfermos, ciegos y paralíticos, acoger y perdonar a pecadores; lavar los pies a sus mismos discípulos; atender a los grupos menos valorados en la sociedad y contar con ellos, las mujeres y los niños.
 
Sí, lo de Jesús ha sido siempre servir por amor.
 
Jesús propone es una escala de valores  alternativos a los valores que imperan generalmente en la sociedad. Servir voluntariamente por amor, atender preferentemente a los más necesitados y desatendidos.
 
Así respondemos a lo mejor que hay en nosotros mismos, así realizamos nuestra vocación y nos realizamos como personas; así somos los primeros a los ojos de Dios, y contribuimos a  lograr una sociedad nueva y mejor.

Amar y servir, atender preferentemente a los más necesitados y desatendidos, este es el proyecto de Jesús, ésta la tarea que nos encarga que realicemos, a todos sus seguidores: A vosotras, queridas hermanas, en la comunidad, a todos nosotros en la familia, en la empresa, entre los amigos, en la sociedad: “Quién quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos…