DÍA DE LA IGLESIA DIOCESANA
“Entonces veréis venir al Hijo del Hombre sobre las nubes con gran
poder y majestad”
Queridas hermanas benedictinas
y queridos hermanos todos:
Estamos llegando al final del
año litúrgico. El próximo domingo fiesta de Cristo Rey después ya el Adviento. Pero hoy celebramos también el “Día de la
Iglesia diocesana”. El lema de este año dice: “Un iglesia miles de historias gracias a ti. Ayuda a tu
parroquia, ganamos todos”.
Hemos reflexionado alguna vez
sobre lo que significa la diócesis para cada uno de nosotros?
La diócesis es la Iglesia
implantada en un territorio concreto. La diócesis contiene todos los elementos
esenciales de la Iglesia. Es cierto que la mayoría de nosotros recibimos los bienes
que nos ofrece la diócesis en la parroquia.
Hoy es un día para tomar
conciencia de cuánto de bueno debemos a la diócesis: El bautismo, la
confirmación, la eucaristía, el sacramento de la penitencia, la conciencia de
pertenecer a una comunidad de fe y de seguimiento del Señor.
Nuestro carácter, nuestra
identidad como personas nos viene básicamente de nuestros padres y de nuestra
familia, pero esa identidad es enriquecida, configurada con unos rasgos
extraordinariamente valiosos gracias a nuestra pertenencia a la Iglesia en la
diócesis: la fe en Jesucristo, la esperanza en la vida eterna, los mandamientos
y las enseñanzas de Jesús que orientan nuestra conciencia, sobre el amor el
perdón, el interés por los pobres y necesitados… Estos y otros valores son
rasgos que se nos dan normalmente a través de los padres, de la familia, de la
catequesis, del colegio y de otras oportunidades de formación, como
instituciones y medios que en definitiva encontramos en la diócesis.
Son valores que nos dan un
sentido a nuestra vida, un modo de desenvolvernos en la sociedad, una claridad
de ideas, unos criterios para realizar las metas y los objetivos que nos
planteamos en la vida. ¡Cuánto recibimos de la Iglesia en la diócesis y en la
parroquia! Hoy es un día para
reconocerlo.
“Una iglesia miles de historias gracias a ti. Ayuda a tu
parroquia, ganamos todos”, reza el lema
de este día. Un día para examinar nuestro
modo de situarnos y de participar en la parroquia y en la diócesis. Colaborar
en servicios litúrgicos, en actividades pastorales, en grupos de formación… La
vocación de los seglares es ser fermento de evangelio en una sociedad
paganizada, pero eso requiere el calor y
la fuerza que se recibe cuando se frecuenta el ambiente, la comunidad y las
parroquias y también los movimientos y otras asociaciones que, en definitiva, se encuentran en la
diócesis.
Hoy es un día también para
contribuir económicamente a las necesidades materiales de la diócesis. Las
necesidades son cada vez mayores, y son cada
vez menos los que practicamos y militamos de una manera activa en las
parroquias y en la diócesis. El
sostenimiento de los sacerdotes, las iglesias y edificios antiguos que cuidar,
nuevos templos en barrios nuevos….
La aportación económica es un
buen termómetro para medir el interés y el sentido de parroquia y de diócesis
que tenemos.
Para terminar vamos a
situarnos en la liturgia de este domingo penúltimo del año litúrgico. Os dejo
con el mensaje central del evangelio de hoy; es un mensaje de esperanza, que
bien nos viene, en estos tiempos tan llenos de sobresaltos, discordias y
crímenes terroristas: Jesús, resucitado, volverá, y volverá victorioso. Dice
así: “Veréis venir al Hijo del Hombre con
gran poder y majestad, enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos”.
Es palabra del Señor. No se turbe nuestro corazón. La victoria es de nuestro
Dios.