Textos:
-Mi 5, 1-4-ª
-Heb 10, 5-10
-Lc 1, 39-45
A cuatro días de la Navidad, ¿cuáles son nuestras disposiciones y nuestros sentimientos?
En el ámbito civil la gente está preocupada por depositar el voto para elegir a los gobernantes de la nación; en muchos hogares, además, estarán organizando las comidas y las reuniones familiares.
En
el ámbito eclesial, en este domingo inmediato a la Navidad, es ya tradicional
acoger el mensaje de Caritas para ayudar al prójimo necesitado.
Con todos estos acontecimientos repicando en las puertas del corazón venimos a misa y la Palabra de Dios nos sitúa en los prolegómenos del misterio de la Navidad.
Tres
notas me permito resaltar, de una y otra lectura, como tres focos de luz, que
nos ayuden a situarnos ante la variedad de circunstancias y
acontecimientos que se acumulan sobre
nuestro ánimo.
Pongamos
en primer lugar los ojos y oídos del corazón en Jesucristo.
La
segunda lectura nos muestra qué disposición de ánimo mostró el Hijo de Dios, en
el seno de la Trinidad, antes de venir a este mundo: “Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad”. Tengámoslo muy en
cuenta: La pasión de Jesús, la voluntad de Jesús es hacer la voluntad de Dios,
su Padre.
Y
por eso, porque Jesús quiere sólo y con toda su alma hacer la voluntad de Dios,
Jesús es para el mundo, la alegría de Dios.
¡Qué
encuentro aquél jubiloso y feliz: dos mujeres, Isabel y María, las dos
encintas, las dos escogidas y amadas por Dios: “En cuanto Isabel oyó el saludo de María, la criatura salto de alegría
en su vientre”.
Jesús
es la alegría de Dios para el mundo.
Y
ahora pongamos los ojos en María. ¿Qué hace María? Ella deja su casa y corre a
visitar a su prima Isabel.
Ella,
en primer lugar, quiere comunicar y compartir alegrías: la suya y la de su
prima. Dos mujeres, parientes y amigas, que van a dar a luz. Compartir y
comunicar alegría. Lo más natural y lo más sobrenatural: Eso va a hacer la
Virgen María.
En
segúndo lugar, María, se pone a servir. Se queda hasta que su prima dé a luz.
Servir por amor. Servir a su prima porque la necesita.
Queridos
hermanos:
-Haced la voluntad de Dios y amarla apasionadamente;
-comunicad y compartir alegrías;
-servid por amor al que nos necesita.
Ya
tenemos el programa para preparar bien y religiosamente la Navidad. Ya tenemos también
el enfoque y la actitud como podemos
actuar en los diferentes acontecimientos que nos toca vivir hoy, y en estos días: A la hora de votar, actitud
de servicio al bien común de todos.
Caritas, por su parte, nos grita en este domingo: “En Navidad abre los ojos a los demás”.
Nos
quedaría subrayar una tercera y última nota, la exclamación de Isabel ante
María: “Dichosa tú, la que has creído,
porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá”.
Ante
la presencia del Señor Jesús eucaristía sobre la cuna del altar, hagamos un
acto de fe sincero, que, a la vez, sea un compromiso serio para vivir la
Navidad.