Textos:
-Hch 13,
14. 43-52
-Ap 7, 9.
14b-17
-Jn 10,
27-30
“Porque
el Cordero que está delante del trono será su pastor, y los
conducirá hacia fuentes de aguas vivas”
Queridas
hermanas benedictinas y queridos hermanos todos:
Hoy
celebramos el domingo del Buen Pastor. El buen Pastor es Jesucristo.
Una metáfora, una imagen, que despierta los mejore sentimientos y
hace atractiva la persona de Jesús.
Porque
Jesucristo en sus palabras, en sus obras, con su vida y con su muerte
ha demostrado cuánto ama a los hombres, a sus ovejas, y cuánto es
capaz de hacer por lograr que todos los hombres vengan a formar una
sola familia, un solo rebaño bajo un solo pastor.
Él
conoce a las ovejas, con un conocimiento personal e individualizado,
a cada una la llama por su nombre; él, una vez que ha recogido el
rebaño, al atardecer, es capaz de salir de nuevo en busca de la
oveja perdida, aunque no sea más que una; él es capaz de dar la
vida por sus ovejas. Y él da la vida natural, para dar, a cuantos
creen en él y le siguen, la vida sobrenatural, la que no perece, la
vida eterna. La vida, que, terminada la peregrinación por este mundo, se
despliega plena, libre y feliz con Dios en el cielo. Nos lo ha dicho
bellamente con lenguaje poético la segunda lectura: “Ya
no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el bochorno.
Porque el cordero que está delante del trono será su pastor, y los
conducirá hacia fuentes de agua viva. Y Dios enjugará las lágrimas
de sus ojos”.
Jesús es el
buen Pastor. Esta es la buena noticia. Hoy es un día para reafirmar
nuestra fe en Jesús, para dar gracias por la gracia de creer en él,
que Dios nos ha regalado, para dejarnos llevar del impulso apostólico
y salir a la calle a anunciar esta buena noticia que conocemos y
vivimos.
Hoy es un
día para tener en cuenta a tantos hombres y mujeres que no conocen
a Dios, ni han descubierto a Jesucristo como Buen Pastor. Hoy, de
manera especial, es un día para pedir a Dios y comprometernos a
trabajar, para que las ovejas que un día recibieron el bautismo, y
después se han alejado de la fe, reconozcan la voz del buen Pastor y
vuelvan al redil de la Iglesia para vivir la fe, la esperanza y el
amor dentro de la comunidad cristiana que los espera y los acoge con
gozo.
Y cómo no tener presente a nuestro papa
Francisco, cabeza y pastor de toda la Iglesia: Ayer lo hemos visto en
Lesbos, seguir los pasos y la conducta de Jesús, y como el Buen
pastor, acudir a donde se encuentran las ovejas heridas, los
expatriados, los perseguidos, los refugiados… Oremos por el papa,
hoy y todos los días: que acierte a conducir a la Iglesia por los
caminos del evangelio.
La figura de Jesucristo, Buen Pastor,
debe sacudir nuestra conciencia para advertir y tomar postura ante la
penuria de las vocaciones sacerdotales. Las parroquias, las
comunidades cristianas, necesitamos sacerdotes, pastores santos y
bien preparados, que demos ejemplo de vida, que conectemos con las
generaciones jóvenes, que animemos las comunidades, que despertemos la
conciencia de los laicos para que asuman su papel en la nueva
evangelización….
En fin: “Que la palabra del
Señor se difunda por todas partes” El
buen Pastor nos conduce hacia fuentes tranquilas y repara nuestras
fuerzas en la eucaristía. Vengamos al altar.