Textos:
-Re 19, 16b.
19-21
-Ga 5, 1.
13-18
-Lc 9, 51-62
-“Deja
que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino
de Dios”
Queridas
hermanas benedictinas y queridos hermanos todos:
“No
anteponer nada al amor de Cristo”, esta es la elección a la que
nos invita la palabra de Dios hoy, en este domingo de elecciones
políticas. Optar por Jesucristo, seguirle decididamente por el
camino de la vida en todas las situaciones en las que nos podemos
encontrar y en todas las decisiones que debamos tomar. Jesucristo,
su mensaje y su programa de vida por encima de todo y en todo. Nada
que sea contrario a Cristo.
Esto es
lo que nos propone hoy el evangelio: Tres personajes se sitúan cara
a cara con el Señor. El primero tiene muy buena voluntad: “Te
seguiré a donde vayas”. Jesús
no le hace propuestas halagüeñas, como hacen los políticos o los
vendedores en el mercado: “Las
zorras tienen madrigueras y los pájaros nido, pero el Hijo del
hombre no tiene donde reclinar su cabeza”. Al
segundo, es el propio Jesús quien le llama. Pero, cuando esta
persona le propone una condición que es tan legítima y normal, como
es asistir al funeral de su padre, Jesús le responde con una
exigencia que impresiona por su dureza: “Deja
que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino
de Dios. Algo
parecido ocurre con el tercero que quiere despedirse de su familia.
Jesús es mucho más exigente con esta persona que el profeta Elías
con Eliseo. Elías deja a Eliseo que se despida de su familia; Jesús
no le consiente tal cosa a su voluntarioso seguidor: “El
que echa la mano al arado y vuelve la mirada atrás no vale para el
Reino de Dios”.
Nos
podemos preguntar: Pero, ¿quién es Jesús para exigir tales
condiciones a los hombres? Jesús mismo nos responde: “Quien me ha
visto a mí ha visto al Padre Dios”; “Yo soy el camino y la
verdad y la vida”. Jesucristo nos sitúa a cada uno de nosotros,
hombre o mujer, ante la opción más decisiva de la vida: o con Dios
y por Dios, o sin Dios y contra Dios. Cristo es el camino de la
felicidad, el camino de Dios. San Pablo ha dicho en la segunda
lectura, “Para la
libertad nos ha liberado Cristo”.
“No
anteponer nada al amor de Cristo”. Esta es la elección fundamental
que hoy tenemos que hacer.
Y desde
Cristo, y según la verdad y los criterios de sus enseñanzas, hacer
todo lo demás, todo lo que tenemos que hacer y decidir en esta vida.
Hoy por
ejemplo, votar y elegir a nuestros gobernantes. No nos vendrá mal
tomar nota de la consigna que da Jesús en la primera parte de este
mismo evangelio, cuando sus discípulos quieren echar mano de la
violencia y pedir al cielo que bajara fuego sobre los que se muestran
contrarios a la fe en Jesucristo. Jesucristo les reprocha su manera
de pensar, dándoles a entender que todo el mundo merece respeto,
aunque sea contrario a nuestra fe y a nuestras ideas.