-Textos:
-Is 45,
1. 4-6
-Sal 95,
1-5.7-10
-1 Tes 1,
1-5b
-Mt 22,
15-21
“Ante
Dios, nuestro Padre, recordamos sin cesar la actividad de vuestra fe,
el esfuerzo de vuestro amar y el aguante de vuestra esperanza”.
Queridas
hermanas benedictinas y queridos hermanos todos:
Ojalá
pueda decirse de nosotros, de vosotras, hermanas benedictinas, de
esta comunidad que nos reunimos aquí para celebrar la eucaristía
las palabras que san Pablo dirige a su querida comunidad de
Tesalónica: “Ante
Dios, nuestro Padre, recordamos sin cesar la actividad de vuestra fe,
el esfuerzo de vuestro amor y el aguante de vuestra esperanza”.
Porque, si de
verdad nuestra vida cristina vive la fe, el amor y la esperanza tan
rica e intensamente como dice san Pablo, la alegría y la acción de
gracias a Dios serán la tónica de nuestra vida.
Además,
una vida cristiana vigorosa y alegre nos permitirá entender muy bien
las palabras del papa Francisco en su mensaje para el Domund de 2017:
“El mundo necesita
el evangelio como algo esencial”.
No sé si nos
damos cuenta de todo lo que nos aporta la fe a la hora de situarnos
en la vida: Venimos de Dios, vamos a Dios; Jesucristo es el camino,
la verdad y la vida; hay una vida eterna después de la muerte; el
dolor y el sufrimiento no tienen la última palabra; mientras vivimos
en este mundo, sabemos que Dios está siempre dispuesto al perdón
que nos invita a perdonar, que clama contra las injusticias y nos
pide que cumplamos la justicia; que seamos samaritanos de los
abandonados y marginados en las cunetas de la sociedad.
Hermanos: No
es lo mismo creer en Dios, que prescindir de Dios; no es lo mismo
tener en la vida, como máxima suprema, amar como Cristo nos ha
amado, que dejarse llevar por el principio de “comamos y bebamos
que mañana moriremos”.
Nosotros
sabemos todo esto, y si lo vivimos de verdad, qué suerte tenemos.
Pero
también, si lo vivimos de verdad, tenemos que hervir en deseos de
salir a la calle y anunciar a los cuatro vientos este modo de pensar
y de vivir que llena de sentido y de fuerza nuestra vida.
Además
es Jesús mismo quien nos ha dicho: “Id
y anunciar a todas la gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo”.
El mundo y la vida serán otra cosa, las gentes serán más felices,
si cumplen los mandamientos de Dios y practican las bienaventuranzas
y el evangelio de Jesús.
Hoy es
el domingo del Domund. El lema de este año es claro y retador: “Sé
valiente. La misión te espera”.
Un mensaje que han llevado a la práctica los misioneros y
misioneras que hemos visto salir de nuestras comunidades y de
nuestras parroquias, y que son la imagen más creíble de nuestra
Iglesia. Es un “slogan” especialmente interpelante para los
jóvenes. Pero, ¡cuidado!, este lema es una consigna para todos los
bautizados: Vosotras, hermanas, alimentando en la oración el temple
apostólico de todos la Iglesia; los matrimonios dando testimonio de
la importancia que tiene la fe para vosotros y en vuestro hogar, los
enfermos ofreciendo su dolencia, los trabajadores en el puesto de
trabajo, los amigos en las reuniones, los consagrados y consagradas
desde su propio carisma: todos, valientes, a la misión.
Personas
que no conocen el evangelio, bautizados que han dejado de practicar,
gente que vive como si Dios no existiera…, el campo de misión lo
tenemos lejos y lo tenemos en el portal de casa. Todos nos hacemos
hoy eco del mensaje del Domund de este año: “Sé
valiente. La misión te espera”.