-Textos:
-Dt
4, 1-2. 6-8
-Sal 14,
2-5
-Sant
1, 17-18. 21b-22. 27
-Mc 7, 1-8. 14-15.
21-23
“Porque de dentro
del corazón del hombre salen los malos propósitos, las
fornicaciones… Todas esas maldades salen de dentro…”.
Queridas hermanas
benedictinas y queridos hermanos todos:
Comienza
Septiembre, se alargan las noches, decae el verano, niños, niñas y
jóvenes comienzan el curso escolar y universitario. Los mayores,
después de vacaciones, al trabajo de cada día…
Son
circunstancias que predisponen el ánimo para comenzar de manera
nueva algo nuevo. Para eso dejamos que la palabra de Dios nos ilumine
y nos oriente. Y sí, la palabra de Dios hoy dirige nuestra
atención a un tema muy importante: Jesucristo nos instruye sobre la
verdad y la autenticidad de nuestra vida religiosa: “De
dentro del corazón del hombre salen los malos propósitos”.
Jesucristo,
en la línea más pura de los grandes profetas del Antiguo
Testamento, nos dice dónde está la esencia de la verdadera
religión, y la autenticidad del culto que Dios quiere y que a Dios
agrada. Nos dice que el verdadero culto es el que sale del interior
del hombre, el que sale del corazón. ¿Dónde está tu corazón? Nos
pregunta con agudeza y seriedad, Jesucristo. Donde está tu corazón,
cuando invocas a Dios y cuando tratas con los hombres.
Me
interesa, si, nos dice hoy el Señor, que de cara a los demás y de
cara al exterior reces, vengas a misa, hagas obras de caridad y
cumplas con tus obligaciones en el trabajo y en la familia; sí, es
importante todo esto. Pero no basta. Porque se puede hacer una obra
buena, pero, para que nos vean, o para tranquilizar nuestra
conciencia; se puede dar dinero a Cáritas, y, a la vez, mirar por
encima del hombro a los inmigrantes o a las personas de color; puede
que alguno vaya a misa y niegue el saludo al vecino en la calle.
Jesús cita hoy a Isaías: “Este pueblo me
honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí”. ¿Dónde
está tu corazón?
En
positivo, Jesucristo viene a decirte: “Me interesan las obras
buenas que haces hacia afuera, pero me interesas tú, sobre todo; me
interesa tu persona. Tú eres imagen de Dios, tú eres bautizado,
hijo de Dios. He venido al mundo para salvarte a ti; he dado la vida
por tí; tú eres más que tus obras; a ti quiero darte la vida
eterna y a ti te quiero para que seas mi obra y mi gloria.
Queridos
hermanos todos. Jesucristo hoy nos invita a entrar dentro de nosotros
mismos y a que nos examinemos: “Este pueblo
me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí”.
¿Cuáles son las intenciones, los motivos
que mueven y alientan las obras que hacemos, el comportamiento que
tenemos hacia afuera y con los demás? Porque puede ser que hacia
afuera nos mostremos amables y buenos, y por dentro estemos llenos de
malos sentimientos: envidia, soberbia, menosprecio… “Lo que
hagáis hacedlo de corazón” Tu corazón es tu persona: ¿Dónde
está tu corazón? ¿En el dinero?, ¿en la vida cómoda y segura?,
¿en sobresalir por encima de todos? O
está en Dios?, ¿en amar a tu prójimo como a ti mismo, y más que a
ti mismo?, ¿en amar como nos ama Jesucristo?
Atendamos
el mensaje final de san Pablo en la segunda lectura:
“La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre es esta:
visitar huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las
manos con este mundo”.
Hermanos:
Al terminar el verano vengamos a ofrecer un culto agradable a Dios:
La eucaristía.