-Textos:
-Neh
8, 2-4ª. 5-6. 8-10
-Sal 18,
8-10.15
-1 Co 12,
12-30
-Lc
1, 1-4. 4, 14-21
Queridas hermanas
benedictinas y queridos hermanos todos: -“Toda
la sinagoga tenía los ojos clavados en él”: “Todos nosotros en
esta celebración queremos tener los ojos clavados en Jesús.
Jesús hoy ante
nosotros hace su presentación personal, nos dice quién es, y a la
vez nos presenta su programa.
¿Quién es Jesús?
Jesús es aquel que tiene el Espíritu Santo y el Ungido por Dios,
el Enviado de Dios, para que lleve a cabo el compromiso de Dios de
venir y salvar a la humanidad entera.
Con otras palabras que
encontramos en el evangelio de Juan, Jesús nos está diciendo: “Yo
soy el camino, la verdad y la vida”; y
lo que dice también a Nicodemo: “Porque
tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo unigénito, para que
todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino
para que el mundo se salva por él”.
Hoy estamos invitados a
reafirmar nuestra fe en Jesucristo y a pedir humildemente que esta fe
no sea solo una afirmación teórica, sino una fe que sale del
corazón y compromete toda la vida. Yo soy de Jesús y quiero en
todo y ante todo vivir según el proyecto de Jesús.
¿Y cuál es el
proyecto de Jesús?
Esta es el segundo
punto esencial de la revelación que nos hace Jesús en el evangelio
que hemos escuchado. Nos dice Jesús: “(El
Espíritu del Señor) me ha enviado a evangelizar a los pobres, a
proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista, a
poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia -es
decir, de perdón y reconciliación- del Señor”.
Jesús, lo sabemos muy
bien, tan pronto salió de la sinagoga comenzó a poner en práctica
estas palabras: dar vista a los ciegos, curar a los enfermos, liberar
a los poseídos por el demonio, anunciar el perdón y la
misericordia de Dios, y morir perdonando.
Jesús ha dicho también
en el evangelio de hoy: “Hoy se
cumple esta palabra que acabáis de oír”
Si hoy han de seguir
cumpliéndose estas palabras de Jesús, y han de hacerse verdad ante
el mundo actual, ha de ser a través de nosotros, sus seguidores, los
cristianos. Recordad cómo se despidió Jesús de este mundo: “Id
por todo el mundo y predicad el evangelio”.
Este mandato es el que
está cumpliendo nuestro papa Francisco en su viaje a Panamá:
Escuchad una de sus enseñanzas en el discurso a los jóvenes: “Es
imposible que alguien crezca si no tiene raíces fuertes que ayuden a
estar bien sostenido y agarrado a la tierra… Esta es una pregunta
que los mayores estamos obligados a hacernos: ¿Qué raíces les
estamos dando?, ¿qué cimientos para construirse como personas les
facilitamos? Qué fácil resulta criticar a los jóvenes y pasar el
tiempo murmurando. Sin educación es difícil soñar futuro, sin
trabajo es muy difícil soñar futuro, sin familia y sin comunidad es
casi imposible soñar futuro”.
Queridas hermanas y
hermanos todos:
Jesús,
el Cristo, es efectivamente el Ungido por el Espíritu de Dios para
evangelizar a los pobres y proclamar el año de gracia de salvación:
El papa Francisco continua efectivamente el mandato de Jesús y hace
que sigan haciéndose presentes sus palabras, y nosotros
¿creemos de verdad en Jesús ungido por el
Espíritu de Dios? ¿Tomamos en serio su proyecto de evangelizar a
los pobres y de anunciar y de construir con nuestras obras un tiempo
de gracia, de justicia, de amor y de misericordia de Dios en el mundo
de hoy?