domingo, 14 de abril de 2019

DOMINGO DE RAMOS (C)

-Textos:

       -Is 50, 4-7
       -Sal 21, 8-9.17-18ª. 19-20. 23-24
       -Fil 2, 6-11
       -Lc 22, 14-23.56

“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”

Queridas hermanas y queridos hermanos todos:

De la procesión alegre y triunfal con los ramos, pasamos ahora, a la
lectura dolorosa y dramática de la Pasión del Señor, según San Lucas.
Hemos aclamado a Jesucristo como Mesías, como enviado de Dios.
Ahora, acabamos de escuchar el relato doloroso y dramático de la Pasión
del Señor.

No sé si lo habéis notado, la pasión según san Lucas es un relato
impregnado de misericordia. El evangelista, inspirado por Dios, pretende
ganar nuestro corazón hacía Jesús. Nos cuenta sí, cuánto sufrió Jesús
física y moralmente, pero no deja de contarnos las frases llenas de amor
y de compasión que Jesús pronuncia en medio de sus padecimientos.

Jesús piensa en los demás, en nosotros, más que en sí mismo.
Jesús quiere atraernos hacia sí, que sus sufrimientos no nos impidan
descubrir el amor que nos tiene. Para que creamos en él, y con él
aprendamos también a llevar y a dar sentido a las cruces diarias que
tenemos que afrontar en nuestra vida.

Me permito proponeros tres frases de este relato, que nos invitan a
pensar, a orar, y también a dejarnos ganar por el amor y la misericordia
de Jesús:

“No lloréis por mí, llorad por vuestros hijos”. Lo que le está sucediendo a
Jesús es una señal de un futuro amenazante por la incredulidad y la
injusticia de los hombres, un futuro que sólo la intervención de Dios
justo y a la vez misericordioso, puede salvar. Y Jesús dice a las mujeres
compasivas que lloran por él: “No lloréis por mí, llorad por vuestros hijos
(y su futuro)”.

Y sin comentarios, os dejo con dos palabras de Jesús físicamente
clavado en la cruz: “Perdónales, porque no saben lo que hacen”; y esta
otra: “Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso”.

Ante este Jesús, cuyos gestos y palabras impresionan y llegan al corazón,
nos sitúa la celebración de este domingo de Ramos.

Empieza la semana Santa; todavía nos quedan las celebraciones de
Jueves, Viernes, Sábado Santo y Domingo de resurrección. Es mucha la
gracia que Dios quiere derramar en nuestros corazones, y la
necesitamos. Planifiquemos bien el tiempo.

En comunión con toda la Iglesia, acompañemos a Cristo en los
acontecimientos que con más fuerza revelan el amor de Dios que nos
salva.