-Textos:
-Hch 1, 1-11
-Sal 46, 2-3. 6-9
-Ef 1, 17-23
-Lc 24, 46-53
“¿Qué hacéis
ahí plantados mirando al cielo?”
Queridas hermanas
benedictinas y queridos hermanos todos:
Hoy, en este día
caluroso de junio, celebramos la gran fiesta de la Ascensión de
nuestro Señor Jesucristo en cuerpo y alma a los cielos.
Es el triunfo
apoteósico de Jesús. Sentado a la derecha del Padre como Señor de
cielos y tierras. “Que Dios, Padre de
la gloria, os dé a conocer… el poder que ejercitó en el Mesías,
resucitándolo de la muerte y sentándolo a su diestra en el cielo
por encima de toda autoridad y potestad y poder y soberanía, y de
cualquier nombre que se pronuncie en este mundo o en el venidero.
Todo lo ha sometido bajo sus pies, lo ha nombrado cabeza suprema de
la Iglesia, que es su cuerpo”.
Así nos lo presenta
san Pablo. A él le llena de admiración, de gozo y de entusiasmo
contemplar así a Jesús.
Y a nosotros ¿nos
conmueve celebrar este misterio glorioso de Jesús ascendido a los
cielos?
Estamos bautizados,
hemos recibido el Espíritu Santo que despierta y desarrolla en
nosotros en sentido especial para sentir los mismos sentimientos de
Cristo Jesús. Es él, Jesús, la persona que más ha influido e
influye en nuestra vida. Quitad de la historia de vuestra vida todo
lo que tiene alguna relación con la persona de Jesús, con la fe en
él, y ¿qué queda de vuestra historia? Entonces, si Jesucristo es
tan determinante en nuestra vida, ¿cómo no llenarnos de alegría
viéndolo subido en el podium celeste, a la derecha de su Padre Dios,
inundado del amor del Espíritu Santo y adorado y alabado por los
ángeles y los santos?
Pero la fiesta de la
ascensión del Señor, tiene también otra dimensión: “Galileos,
¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo?... Recibiréis la
fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre vosotros y seréis
mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría y hasta el
confín de la tierra”.
La fiesta de la
Ascensión es una fiesta misionera. Señala dónde está Jesús,
señala además, nuestro destino, la meta a la que estamos llamados
los que creemos en Jesús.
Pero, en esta fiesta
escuchamos las palabras de los ángeles a los discípulos que son
palabras de Dios a nosotros hoy: “Galileos,
¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo?... Recibiréis la
fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre vosotros y seréis
mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría y hasta el
confín de la tierra”.
Ante
la secularización progresiva de la sociedad en que vivimos, ante
tantos jóvenes que abandonan o no cogen el testigo de la fe que
nosotros vivimos; ante la escasez de sacerdotes y de misioneros, que
de por vida se entreguen a la evangelización de los pueblos, ante la
escasez de vocaciones a la vida consagrada…, ¿qué nos dicen y a
qué nos llaman estas palabras de Jesús, dichas momentos antes de
subir a los cielos?
“Galileos, ¿qué
hacéis ahí plantados mirando al cielo?... Recibiréis la fuerza del
Espíritu Santo que va a venir sobre vosotros y seréis mis testigos
en Jerusalén, en toda Judea y Samaría y hasta el confín de la
tierra”.