domingo, 30 de junio de 2019

DOMINGO XIII, T.O. (C)



-Textos:

       -Re 19, 16b. 19-21
       -Sal 15, 1-2ª y 5.7-11
       -Ga 5, 1. 13-18
       -Lc 9, 51-62

Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén”

Queridas hermanas benedictinas y queridos hermanos todos:

En el primer plano de nuestras preocupaciones está el calor desmedido, el tiempo de vacaciones, los sanfermines…

También Jesús en el evangelio nos dice hoy que va de viaje. Ha tomado la firme resolución de subir a Jerusalén. Pero su viaje no tiene nada de descanso vacacional y excursión turística. Sabe ciertamente que en Jerusalén no le espera nada bueno: “Mirad que subimos a Jerusalén donde el Hijo del Hombre será apresado, azotado y muerto”. Pero Él sabe que lo verdaderamente bueno está en cumplir la voluntad de su Padre: Y amar a Dios, sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos”. Por eso, todo resuelto, toma la decisión de subir a Jerusalén.

Pero Jesús se encuentra con que hay discípulos y seguidores que le quieren, le admiran y quieren subir con él. A ellos les dice: “Sígueme”, “Seguidme”. Pero a su vez viene a decirles: Pensáoslo bien. Seguirme a mí significa arriesgarlo todo por mí y por el evangelio. Dicho de otra manera: “Amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo, como a ti mismo”. Porque en amar a Dios y al prójimo está la verdadera felicidad y el verdadero descanso.

Queridas hermanas y queridos hermanos todos: Esta mañana, en el horizonte de los sanfermines y de los planes de verano, y en medio de estos calores que nos invitan solo a relajarnos y a no hacer nada, Jesús nos dice “He tomado la decisión de subir a Jerusalén… Sígueme”. Sígueme, es decir, “Ama a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”.

A la hora de planear el verano piensa en Dios, y ámale a él y al prójimo. Ahí está tu verdadera felicidad y tu descanso, y la verdadera libertad.

Haz tu proyecto de verano, pero no olvides la eucaristía, cuenta con tus familiares mayores, con aquellos que no pueden disponer de dinero para permitirse un descanso, cuenta con los enfermos allegados a ti… Ven conmigo a cumplir la voluntad de Dios, a amarle sobre todas las cosas y amar al prójimo como a ti mismo.

Porque si en una primera mirada puede parecernos que tener en cuenta a Dios y al prójimo supone sacrificio y renuncias, a la larga y en el fondo, nuestro corazón descansa y nosotros descansamos de verdad, cuando por encima de todo tratamos de hacer como hizo Jesús, cuando se dispuso a subir a Jerusalén y a dar la vida por amor.

Este domingo caluroso de verano, Jesús te dice: “Sígueme”.