jueves, 11 de julio de 2019

SOLEMNIDAD DE SAN BENITO, PATRONO DE EUROPA


-Textos:

       -Pro 2, 1-9
       -Ef 4, 1-6
       -Mt 19, 27-29

Si hoy escucháis la voz del Señor…”

1.-: Enhorabuena y felicidades, hermanas: Partícipes, herederas y transmisoras de la Obra y el carisma de S. Benito.
A la Iglesia, a Europa y a todos los hombres…

2.-: “Si hoy escucháis su voz…”. San Benito en el Prólogo de la Regla recoge esta frase tan rezada…

Cuantos estamos aquí, ¿venimos dispuestos y convencidos de que hoy y aquí nos habla Dios, y quiere decirnos algo importante para nuestra fe y nuestra salvación? Dios habla siempre, y muy especialmente en conmemoraciones como esta de hoy.

3.-: “Si prestas oído a la Sabiduría”, hemos escuchado en la primera lectura.
La sabiduría, según la biblia es el arte de saber vivir conforme a la voluntad de Dios. El mundo habla de manera de entender la ida o manera de pensar y de comportarse en la sociedad. Es la mentalidad que consciente o inconscientemente regula nuestra vida. Unos viven al modo que dicta el mundo, la televisión, lo que se piensa y se dice y suena bien a los oídos de la gente y de las conversaciones, los criterios que imponen los que dominan los medios de comunicación…Criterios del mundo?

La sabiduría cristina ¿qué nos dice? Sorprendentemente algo muy distinto: “Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido… Todo el que por mí deja casa, hermanos, o hermanas, padre o madre, hijos o tierras…”. ¡Qué distinto a lo que piensa el mundo, ¿verdad?.

Vosotras, hermanas, lo habéis hecho y aquí estáis, cantando y gozosas de vuestra vocación. Pero, ¿y los que estáis en los bancos?

El dicho de Jesús en el fondo está diciendo el primer mandamiento de Dios: “Amar a Dios sobre todas las cosas…” Poner a Dios antes que al padre y a la madre, no es menospreciar a nuestros padres, es lo mejor que podemos hacer por ellos. Es no pedir a nuestros padres que sean mi dios y me den todo lo que necesito, cuando soy niño y cuando soy mayor, lo que necesito para mi boda, y para mis hijos y para comprar el chalet, “porque sois dioses y lo podéis hacer”. No, poner primero a Dios y en segundo lugar a mi familia, me permite amar a mi familia con el amor de Dios y desde Dios: Y amar a mis padres cuando me ayudan y más todavía, cuando me necesitan… Quien ama así a su familia, ama a Dios sobre todas las cosas y ponen en práctica la invitación de Jesús a seguirle.

4.-: La sabiduría cristiana, todavía nos dice más: “Os pido que andéis de acuerdo con la vocación a la que habéis sido convocados”. Todos tenemos vocación…. ¿Y cuál es nuestra vocación? – La comunión, la fraternidad. Es la esencia del testamento de Jesús: “Que todos sean uno”.

S. Benito, hablando del celo bueno y del celo malo dice: “Ejerciten los monjes este celo con la más acendrada caridad. Hay un celo bueno que aparta de los vicios, y conduce a Dios y a la vida eterna… Es decir anticípense a honrarse unos a otros… tolérense con suma paciencia sus flaquezas tanto físicas como morales…, nadie busque lo que juzgue útil para sí, sino más bien para los demás… y nada absolutamente antepongan a Cristo.

Estos consejos de S. Benito, tan afines a los de S. Pablo, son los que han dado lugar a que las comunidades benedictinas, y por extensión las comunidades de religiosos y religiosas, vengan a ser en la Iglesia y en el mundo, profecía del Reino de Dios, profecía del cielo nuevo y tierra nueva, donde todos los salvados disfrutaremos en un banquete de familia del amor de los hermanos y del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.