-Textos:
-Pro 2, 1-9
-Ef 4, 1-6
-Mt 19, 27-29
“Si hoy escucháis
la voz del Señor…”
1.-: Enhorabuena y
felicidades, hermanas: Partícipes, herederas y transmisoras de la
Obra y el carisma de S. Benito.
A la Iglesia, a Europa
y a todos los hombres…
2.-: “Si
hoy escucháis su voz…”. San
Benito en el Prólogo de la Regla recoge esta frase tan rezada…
Cuantos estamos aquí,
¿venimos dispuestos y convencidos de que hoy y aquí nos habla
Dios, y quiere decirnos algo importante para nuestra fe y nuestra
salvación? Dios habla siempre, y muy especialmente en
conmemoraciones como esta de hoy.
3.-: “Si
prestas oído a la Sabiduría”,
hemos escuchado en la primera lectura.
La sabiduría, según
la biblia es el arte de saber vivir conforme a la voluntad de Dios.
El mundo habla de manera de entender la ida o manera de pensar y de
comportarse en la sociedad. Es la mentalidad que consciente o
inconscientemente regula nuestra vida. Unos viven al modo que dicta
el mundo, la televisión, lo que se piensa y se dice y suena bien a
los oídos de la gente y de las conversaciones, los criterios que
imponen los que dominan los medios de comunicación…Criterios del
mundo?
La sabiduría cristina
¿qué nos dice? Sorprendentemente algo muy distinto:
“Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido… Todo
el que por mí deja casa, hermanos, o hermanas, padre o madre, hijos
o tierras…”. ¡Qué distinto a lo
que piensa el mundo, ¿verdad?.
Vosotras, hermanas, lo
habéis hecho y aquí estáis, cantando y gozosas de vuestra
vocación. Pero, ¿y los que estáis en los bancos?
El dicho de Jesús en
el fondo está diciendo el primer mandamiento de Dios: “Amar
a Dios sobre todas las cosas…”
Poner a Dios antes que al padre y a la madre, no es menospreciar a
nuestros padres, es lo mejor que podemos hacer por ellos. Es no pedir
a nuestros padres que sean mi dios y me den todo lo que necesito,
cuando soy niño y cuando soy mayor, lo que necesito para mi boda, y
para mis hijos y para comprar el chalet, “porque sois dioses y lo
podéis hacer”. No, poner primero a Dios y en segundo lugar a mi
familia, me permite amar a mi familia con el amor de Dios y desde
Dios: Y amar a mis padres cuando me ayudan y más todavía, cuando me
necesitan… Quien ama así a su familia, ama a Dios sobre todas las
cosas y ponen en práctica la invitación de Jesús a seguirle.
4.-: La sabiduría
cristiana, todavía nos dice más: “Os
pido que andéis de acuerdo con la vocación a la que habéis sido
convocados”. Todos tenemos
vocación…. ¿Y cuál es nuestra vocación? – La comunión, la
fraternidad. Es la esencia del testamento de Jesús: “Que
todos sean uno”.
S.
Benito, hablando del celo bueno y del celo malo dice: “Ejerciten
los monjes este celo con la más acendrada caridad. Hay un celo bueno
que aparta de los vicios, y conduce a Dios y a la vida eterna… Es
decir anticípense a honrarse unos a otros… tolérense con suma
paciencia sus flaquezas tanto físicas como morales…, nadie busque
lo que juzgue útil para sí, sino más bien para los demás… y
nada absolutamente antepongan a Cristo.
Estos consejos de S.
Benito, tan afines a los de S. Pablo, son los que han dado lugar a
que las comunidades benedictinas, y por extensión las comunidades de
religiosos y religiosas, vengan a ser en la Iglesia y en el mundo,
profecía del Reino de Dios, profecía del cielo nuevo y tierra
nueva, donde todos los salvados disfrutaremos en un banquete de
familia del amor de los hermanos y del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo.