-Textos:
-Hch
2, 14ª. 36-41
-Sal
22, 1-6
-1Pe
2, 20b-25
-Jn
10, 1.10
“Os
aseguro que yo soy la puerta de las ovejas”. “(El verdadero
pastor) camina delante de ellas, y las ovejas le siguen…”.
Queridas
hermanas benedictinas:
Seguimos
confinados, pero la Pascua alivia y alegra nuestro confinamiento. En
este cuarto domingo pascual celebramos el domingo del “Buen
Pastor”, también la Jornada de oración por las vocaciones, al
sacerdocio, a la vida religiosa y a la vida consagrada y las
vocaciones nativas.
El
evangelio dice que Jesucristo como verdadero y buen pastor entra por
la puerta del aprisco, llama a las ovejas por su nombre, las lleva a
buenos pastos y ellas le siguen porque conocen su voz.
Queridas
hermanas: Jesús es el verdadero y buen pastor, nosotros somos sus
ovejas; él nos llama y nos lleva a buenos pastos, “a
fuentes tranquilas”, -nos
ha dicho el salmo-, y nosotros, sus discípulos, sus ovejas, le
seguimos, porque conocemos su voz.
¿Cuáles
son los buenos pastos y las fuentes tranquilas, a las que nos lleva
Jesús, el Buen Pastor?
Estamos
en tiempo pascual, sigue fresca en la memoria la gran Vigilia de
Sábado Santo, cuando renovamos las promesas de nuestro bautismo. En
la fuente bautismal nos bañamos con el agua viva que nos da la vida
de hijos de Dios; el bautismo es el don básico y saludable que
recibimos del Buen Pastor, Jesús. Pero no solo el agua viva del
bautismo, Jesús “nos
lleva y nos prepara una mesa”, la
eucaristía. La eucaristía repara y alimenta nuestras fuerzas, para
seguirle por el camino de la vida.
Y, cuando nos hemos descarriado y
hemos pecado, él, el Buen Pastor, nos busca, nos ofrece el
sacramento de la penitencia y sobre sus hombros nos devuelve al
rebaño y al aprisco, es decir, a la comunidad de discípulos, a la
Iglesia. Sí ciertamente, Jesús es nuestro Buen Pastor.
Afirmemos
nuestra fe en él y nuestra voluntad de seguirle. Y afirmemos también
en nuestro compromiso de ahondar en nuestra vocación bautismal y
cristiana. Que brote desde lo más profundo de nuestro ser la
gratitud. Y que la gratitud sincera nos lleva a un compromiso de dar
testimonio valiente de la fe, y nos lleve a colaborar de manera
efectiva con nuestra Iglesia.
Por
eso nos tenemos que hacer eco del mensaje que nuestros obispos nos
han lanzado para este domingo de las vocaciones.
El lema de la Jornada es “Jesús
vive y te quiere vivo”. Jesús es el
Buen Pastor que ha venido para que tengamos vida, y la tengamos en
abundancia. Él es “nuestra esperanza” y “la más hermosa
juventud de este mundo”, en frase del papa Francisco.
Pidamos
al Señor de la vida que no falten vocaciones en su Iglesia;
vocaciones al ministerio sacerdotal, a la vida religiosa y
contemplativa, a la vida consagrada, y también vocaciones nativas en
los territorios en misión.
En este
domingo, dejemos, por un momento, el coronavirus y escuchemos con
suma atención la llamada del Buen Pastor.