- Textos:
-Is 55, 1-11
-Sal Is 12, 2-3. 4b-6
-1 Jn 5, 2-9
-Mc 1, 6b-11
“El que cree que Jesús es el Mesías, ha nacido de Dios”; “¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es Hijo de Dios?
Este domingo en el que celebramos el Bautismo de Jesús, se nos hace una llamada clara y estimulante a creer en Jesús.
A Jesús lo vemos hoy adulto, humilde y mezclado entre los pecadores, que recibe un bautismo de conversión de manos de Juan el Bautista.
Pero precisamente en este acto de humildad se revela quién es este Jesús que se bautiza y cuál es la misión trascendental que va a desempeñar.
San Juan Bautista dice que Jesús bautizará con Espíritu Santo. Es una nota extraordinariamente reveladora, porque en el Antiguo testamento está dicho repetidamente que el Mesías, el que Dios enviará para cumplir definitivamente las promesas hechas al pueblo de Israel, sería un Mesías ungido con el Espíritu. Juan el Bautista está diciendo en ese momento que ese hombre Jesús, que ahora se bautiza, es el Mesías envidado por Dios, el Cristo, el Ungido con el Espíritu Santo con poder pleno para llevar a cabo el plan de Dios y la Alianza prometida.
Pero, además, en esta escena, es Dios mismo, el Padre de Jesús, que habla en segunda persona y se dirige a Jesús y le dice unas palabras que no pueden decir nada más grande, misterioso y admirable sobre la persona y la misión de Jesús: “Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco”. Jesús no solo es el Enviado, sino el Hijo de Dios. No solo el enviado prometido y por fin llegado, para una misión, sino el Hijo único de Dios, que goza de la intimidad del amor de Dios, porque participa de su naturaleza divina.
Ahora entendemos bien las palabras de Juan en la segunda lectura: “El que cree que Jesús es el Mesías, ha nacido de Dios”; “¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es Hijo de Dios?
Este domingo es un domingo para reafirmar nuestra fe bautismal: “¿Crees en Dios Padre todopoderoso? –Sí, creo. ¿Crees en Jesucristo, su único Hijo que nación de Santa María Virgen? –Sí creo”.
Pero, reafirmar nuestra fe en Cristo, es comprometernos a seguir a Cristo.
¿Qué consecuencias puede traer este compromiso de creer en Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios? Dos palabras reveladas, una de San Juan en la segunda lectura: “En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, si amamos a Dios y guardamos sus mandamientos”. La otra de San Lucas, en un texto programático de Jesús en la sinagoga de Nazaret: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido para que dé la Buena noticia a los pobres; me ha enviado para dar la libertad a los cautivos, y vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos, para proclamar el año de gracia del Señor”.
El bautismo de Jesús nos lleva a pensar en nuestro propio bautismo: nosotros somos hijos adoptivos de Dios. Hemos de cumplir sus mandamientos, creer en Jesús y poner en práctica su evangelio.