-Textos:
-Is 60, 1-6
-Sal 71, 2. 7-8. 10-11. 12-13
-Ef 3, 2-3ª. 5-6
-Mt 2, 1-12
“¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo”.
Queridas hermanas benedictinas y queridos hermanos todos:
"Día de los Reyes," se oye en la calle; Fiesta de la Epifanía del Señor", decimos nosotros.
“Los Magos de Oriente buscaron al
Salvador en el medio natural que ellos conocían, en las estrellas, y el
Salvador se les manifestó. Mejor que magos habría que llamarlos sabios. Sabios
porque sabían el arte de descubrir la huella de Dios o las señales con las que
Dios nos va señalando el camino de la fa felicidad y la salvación.
¡Como necesitamos, queridos hermanos, para nosotros
mismos y para educar a nuestros niños, cómo necesitamos, la verdadera
sabiduría, la sabiduría de los Magos del Evangelio! Saber mirar al cielo y a
los acontecimientos diarios de nuestro trabajo y de nuestra vida ordinaria:
saber mirar con ojos limpios y preguntar por las huellas de Dios, las señales
que Él nos emite continuamente. Dios habla siempre, pero hay que estar atentos
para escucharlo. Los Magos del evangelio
vieron en una estrella la señal de Dios. Y era ciertamente una señal de
Dios.
Hoy, nuestros niños, los que esperan los regalos de
los reyes juegan con videojuegos de
héroes salvadores, que se defienden o se hacen amigos de otros héroes que
vienen de otros mundos, y que manejan máquinas y realizan acciones mágicas con efectos
que deslumbran y aturden.
Logramos fácilmente
introducir a nuestros niños, tan bien dotados para la admiración y la
fantasía, en un mundo mágico, pero irreal. Pero para muchos de nosotros es más
difícil iniciar a los niños en el arte, en la sabiduría de mirar el mundo y
descubrir en él la huella de Dios. Les hablamos de magia, pero no les iniciamos
en la fe que descubre que “Los cielos
proclaman la gloria de Dios; y el firmamento pregona las obras de sus manos”; o
que Jesucristo es verdaderamente “el
camino, la verdad y la vida”, para todos.
Sabemos qué carreras son más buscadas y qué negocios
rinden más dinero. Enseñamos a los niños un mundo útil, técnico y científico.
Pero nos sentimos inseguros cuando hablamos de Dios a nuestros niños; y aún nos
cuesta más despertar al sentido religioso de la vida y facilitarles el
encuentro con Jesús.
Los Magos del evangelio buscan sinceramente a Dios,
y lo buscan en los fenómenos de la naturaleza. Para ellos la naturaleza no es
un puro objeto para investigar o explotar: la naturaleza habla de Dios. Es un
primer paso. Pero además, -es el segundo paso- , miran la naturaleza desde la
Palabra de Dios. Ellos han oído hablar de un Salvador y ellos preguntan a los
que conocen la Escritura, la Ley y los Profetas.
Así descubren las huellas de Dios, y ellos
encuentran, reconocen y adoran a Jesucristo, el Salvador del mundo.
Escuchar la Palabra de Dios, primero, y saber
descubrir consecuentemente en la naturaleza, en los acontecimientos y en las
personas las huellas de Dios: Estos son los regalos básicos y más importantes
que podemos hacer a nuestros niños, para que no sean magos, ni sólo productores
y consumidores, sino sabios, porque saben descubrir en la vida la verdadera felicidad, la felicidad de
encontrar a Dios y a Jesucristo Salvador de todos los hombres.