-Textos:
-Is 50, 4-7
-Sal 21, 8-9.17-18ª. 19-20. 23-24
-Fil 2, 6-11
-Lc 22, 14-23,56
Ahora,
hermanas y hermanos, todos, la Iglesia nos invita a escuchar la Pasión de
nuestro Señor Jesucristo según san Lucas. San Lucas es el evangelista de la
compasión y de la misericordia de Dios en Jesucristo. Esta impronta de amor y
de misericordia Lucas la remarca también cuando relata la pasión y muerte de
nuestro Señor. En el momento crítico en que lo están apresando en el Huerto de
los Olivos, Jesús tiene serenidad y presencia de ánimo para restablecer a un
criado la oreja que un discípulo precipitado había herido. Y ¿Qué matices de amor, misericordia y perdón
tuvieron que reflejar los ojos de Jesús cuando miraban a Pedro, que acababa de
renegar de él por tres veces? Aquella
mirada provocó en Pedro lágrimas y arrepentimiento. Por las calles de
Jerusalén, la cruz que hiere sus espaldas no aplasta su corazón, y habla
compasivo a las mujeres que le lloran: “No lloréis por mí, llorar por vosotras
y por vuestros hijos”. En trance de
muerte, todavía le quedan palabras para amar y consolar al buen ladrón: “Hoy estarás conmigo en el
paraíso”. Y cuando no lo queda apenas un aliento de vida, le quedan entrañas de
misericordia: “Perdónales porque no saben lo que hacen”.
Escuchemos atentos, con el corazón abierto y con fe, este relato de Lucas sobre la pasión del Señor. Dejemos que nos toque el corazón, que nos impacte y nos conmueva. Y saquemos consecuencias, recordemos aquellas palabras también del evangelio de Luca: “Sed misericordiosos como Dios es misericordioso”.