-Textos:
-Ro 6, 3-11
-Lc 24, 1-12
“¿Por qué buscáis entre los muertos al que
vive? No está aquí, ha resucitado”
Queridas hermanas benedictinas y queridos
hermanos todos:
-“¿Por qué buscáis entre los muertos al que
vive? No está aquí, ha resucitado”
¡Cuántas
gracias tenemos que dar a Dios por poder vivir y participar un año más esta
noche santa, noche de luz y de vida, en la que se hace presente el
acontecimiento que cambia el rumbo de la historia, revela el amor y la
fidelidad infinita de Dios, y abre horizontes de esperanza a los hombres:
¡Jesucristo vive! Ha resucitado, ha vencido a la muerte y al pecado. La noticia de su resurrección resuena esta noche en nuestros oídos provocando la fe,
la esperanza, el amor, las ganas de vivir y las ansias de salir al encuentro de
nuestros hermanos para comunicarles la alegría que nos invade a nosotros.
Eran María
Magdalena, Juana y María la de Santiago, apenadas iban a embalsamar un cadáver, al
encontrar el sepulcro vacío quedan desconcertadas, no saben qué pensar. Lo
que menos se les ocurre es pensar que ha
resucitado. Tienen que venir dos varones
refulgentes de luz, son dos ángeles, absolutamente creíbles, porque comunican
lo que Dios mismo quiere comunicar a ellas y al mundo entero a través de ellas: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que
vive? No está aquí, ha resucitado”.
Ni se si
nos damos cuenta del alcance inmenso, yo diría, infinito, que supone esta
noticia que se proclama esta noche aquí con la misma novedad y fuerza
renovadora que llegó a las santas
mujeres hace dos mil veintidós años.
Para ellas,
todo, todo cuanto de ilusiones y proyectos habían forjado en Jesús, volvía a tener
sentido, pero es que, sobre todo, para todo el mundo quedaba patente todo lo que supone creer en Jesús, muerto,
si, pero resucitado para siempre. Hay un nuevo sentido para la fe en Jesús.
Jesús no es el fracasado, vencido y muerto, es el vencedor, el que vive para
siempre. Dios Padre salido fiador de su
Hijo, le ha dado la razón, ha rubricado plenamente su vida, su mensaje, y su modo de
relacionarse en todo y con todos.
Que Jesús
ha resucitado quiere decir también que hay una nueva, verdadera y firme
esperanza de que el Reino de Dios anunciado por él llegará a buen término, que
la promesa de enviar al Espíritu hecha por él se hará efectiva. Hombres y
mujeres que crean en Jesucristo muerto y
resucitado, por la fuerza de este Espíritu, en el bautismo, recibirán la gracia
de ser Hijos adoptivos de Dios. En ellos
prenderá ya en esta vida la semilla de la vida eterna, que irá creciendo
alimentada por la práctica del amor, la verdad, la justicia, la paz, el
perdón y la misericordia con todos
especialmente con los pobres y los que no llegan al conocimiento de Dios.
Ahora
comprendemos mejor la gracia de vivir esta noche iluminada por la buena notica
que los ángeles, Dios mismo, nos dio a través de las santas mujeres.
Gracia y
noticia que nos ofrecen la oportunidad de renovar nuestro bautismo, ahora mejor
conocido y más sinceramente agradecido.
Buenas
noticias de las tres santas mujeres.