domingo, 27 de noviembre de 2022

DOMINGO I DE ADVIENTO (A)

-Textos:

            -IS.2, 1-5

            -Sal.121, 1bc-2.4-9

            -Rom.13, 11-14a

            -Mt.24, 37-44

Comportaos reconociendo el momento en que vivís, pues ya es hora de despertaros del sueño. Estad en vela… y preparados”.

Queridas hermanas benedictinas y queridos hermanos todos:

La primera consideración que me parece importante comunicaros es que hoy comenzamos un tiempo especial de gracia de Dios. Desde el punto de vista litúrgico y en orden a vivir y acrecentar nuestra vida de fe, tenemos que decir que no todos los tiempos litúrgicos tiene la misma calidad y la misma densidad de gracia de Dios. Tenemos tiempos  ordinarios y los tiempos fuertes, más ricos en gracia de Dios, debido a las fiestas importantes y significativas que conmemoramos.

Tiempos fuerte decimos a la Navidad, tiempo del Nacimiento del Hijo de Dios, tiempo de cuaresma, que nos  ofrece especialmente la gracia de la conversión, tiempo de pascua, que invita  a recibir o a fortalecer la gracia del bautismo, y tiempo de adviento, que podemos definir como tiempo de esperanza y tiempo que nos prepara la Navidad.

Hoy, pues, comenzamos el tiempo de adviento, que nos prepara para la navidad y  aviva nuestra esperanza.

¿Cómo pensamos vivir la Navidad? ¿Cómo  la estamos preparando?

Estamos bajo los avisos constantes que suben los precios del mercado, pero no  los sueldos del trabajo. Habrá que limitar los gastos, decimos.  Pero la Navidad, no se prepara principalmente desde las comidas extraordinarias y los regalos posibles. Debería ser este un criterio de segundo orden. El criterio primero y principal para un cristiano a la hora de preparar la Navidad debe ser, sin duda alguna: la Palabra de Dios y el significado de las celebraciones litúrgicas tan ricas e importantes a las que la Iglesia nos  invita a participar.

Escuchemos palabras de Dios, que nos disponen para vivir la Navidad con espíritu religioso y con fe: El primero san Pablo nos dice: “Daos cuenta del momento en que vivís; ya es hora de despertar del sueño… “Porque  ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando vinimos a la fe”. La salvación, la vida según la voluntad de Dios y con Dios. Vivir en paz con Dios y con los hombres nuestros hermanos, la vida eterna. Ese es el principal negocio que nos jugamos. Y para eso, una consigna repetida de un modo u otro en este domingo: “Comportaos reconociendo el momento en que vivís, dice San Pablo”. “Estad vosotros también preparados”, dice Jesús.

El evangelio con ejemplos y comparaciones, repica con fuerza a las puertas de nuestra conciencia cristiana y nos dice con seriedad:

Por eso estad vosotros también preparados porque  a la hora que menos pensáis  viene el Hijo del Hombre” (dice Jesús).

Y esta venida no tenemos por qué esperarla con miedo y temor, sino todo lo contrario: Es Jesucristo quien vendrá a Juzgar. ¿Recordáis lo que nos dijo?: “Que no tiemble vuestro corazón, creed en Dios y creed en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias… ¿os he dicho que voy a prepararos sitio?... Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo”.

También San Pablo nos dice hoy que nos preparemos:

S. Pablo, que escribió sus cartas hace casi dos mil años, parece que conocía perfectamente las navidades de algunos, o muchos, de este siglo veintiuno: “La noche está avanzada, el día  está cerca (dice): Andemos como en  pleno día, con dignidad. Nada de comilonas y borracheras, nada de lujuria y desenfreno, nada de riñas ni envidias. Y por fin la consigna final: “Revestíos de Señor Jesucristo”.