-Textos:
-Zac 9, 9-10
-Sal 144, 1-2. 8-9. 13cd.14
Ro 8, 9.11-13
Mt 11, 25-30
“Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os
aliviaré”.
Queridas
hermanas benedictinas y queridos hermanos todos:
Nos
encontramos en medio de los sanfermines,
pero nosotros hemos atendido la llamada de Dios a cumplir con el precepto
dominical y beneficiarnos de la eucaristía, fuente y cumbre de la vida
cristiana.
Me limito a
comentar una sola frase que sale de la boca de Jesús en el evangelio: “Venid a mí todos los que estáis cansados y
agobiados, y yo os aliviaré”.
Nos alegra
escuchar esta invitación, por lo que nos
dice y por quien la dice. Es Jesús, el Señor. El que pasó haciendo el bien en
su vida pública, el que murió por nosotros para que nuestros pecados pudieran
ser perdonados, el que resucitó porque era Dios, y nos infundió a todos la
esperanza de una vida eterna y feliz.
Es cierto
que a renglón seguido nos dice: “Cargad
con mi yugo”. Pero, continua: “Aprended
de mí, porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera”.
¿Por qué se
atreve a decir que su yugo es llevadero y su carga ligera? -Porque también nos
dice quién es Él, y lo qué es Él para
nosotros, dice: “Aprended de mí
que soy manso y humilde de corazón”.
Jesús es
noble y sincero: La vida humana, el diario vivir es para todos normalmente duro
y penoso. Además, si ese diario vivir lo queremos vivir cristianamente, siendo
coherentes, puede parecernos más duro y
más exigente todavía.
Pero, no.
Jesús nos dice que “su yugo es llevadero
y su carga ligera”. Y Jesús dice verdad.
Es verdad, si nosotros, que hemos tomado nota de la frase “cargad con mi yugo”, tomamos también nota
de la frase que nos dice: “que yo soy
manso y humilde de corazón”.
A muchos
nos pasa que de Jesús tomamos lo que debemos hacer, pero no prestamos atención
a lo que él nos ofrece y nos da.
Sobre todo
no prestamos atención a Él, a su persona. La fe cristiana, hermanos y hermanas,
no es adherirnos a un partido o a una teoría, la fe cristiana es creer en una
persona, en Jesucristo. Creer y amar a Jesucristo; creer, amar y esperar en
Jesucristo.
Por eso,
los cristianos donde más atención y empeño debemos poner es: en conocer la
persona misma de Jesús. Hoy, Él nos ha dicho: “Yo soy manso y humilde de corazón”. Es
como si nos dijera: Si llegáis a
conocerme de verdad, y sentís de verdad que “Yo soy manso y humilde de corazón”, vosotros podéis cargar con mi
yugo; y mi yugo lo sentiréis como una carga ligera y llevadera. Llegaréis a
sentirlo como algo bueno y noble; algo extremadamente humano, que merece mucho
la pena para mí y para los demás. Algo que me hace misionero y evangelizador; no
tengo reparo en comunicarlo, me sale decirlo como la mejor noticia. Como el
salmista en el salmo que hemos cantado: El
Señor es fiel a sus palabras, bondadoso en todas sus acciones. El Señor
sostiene a los que van a caer, endereza a los que ya se doblan”.