Textos:
-Is. 56, 1.6-7
-Sal 66, 2-3.5-6 y 8
-Ro 11, 12-15.29-32
- Mt. 15, 21-28
"Señor, ayúdame," ... Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas".
Queridas hermanas y hermanos:
Jesucristo, al atender a la petición de la mujer
Cananea, está diciendo que la salvación de Dios es para todo el
mundo, y no sólo para los que son de raza o de religión judía. La única
condición necesaria para beneficiarse de la salvación de Dios y entrar en el
Reino, es la fe en Jesucristo: Creer en él y poner en práctica su evangelio.
Pero, ¿cómo llegar a la fe? Hay muchos que
frívolamente se desentienden del tema: “¿La fe? dicen que es un don de Dios; a
mí, por lo visto no me lo ha dado” Otros, más seriamente llegan a decir: “Bien
querría yo creer, pero no puedo”. Otros
frívolamente comentan: “¿La fe? ¿Para qué? No hago mal a nadie, respeto
a todo el mundo, y, vale. Yo no la necesito”.
No es cuestión ahora de entrar en razonamientos
teóricos. Mejor, si ponemos la atención,
en el evangelio de hoy, en esta mujer extranjera y pagana, a la que atiende y
alaba Jesús.
Ella, en primer lugar, no pide nada para ella, pide
para su hija atacada por el mal y la enfermedad. Como madre, ella habla desde
el corazón, pero con un corazón que mira al otro, al pobre, al necesitado, a su
hija.
Esta mujer cananea, no solo mira por el necesitado,
es también una mujer humilde. Se reconoce pagana, sí, y está dispuesta a pasar
por todo a cambio de obtener la curación del ser que ama. Pues bien, esta mujer
que es todo corazón y a la vez tan humilde, ha alcanzado la gracia de la fe: A
Jesucristo lo llama Hijo de David, es decir, Mesías, pero además, y es muy
importante, lo llama Señor, que es tanto como reconocerlo Dios.
Esta mujer se hace merecedora de la admiración del
mismo Jesucristo: “¡Qué grande es tu fe!,
le dice”. Esta mujer, que es cananea, no es israelita, obtiene de
Jesucristo el milagro de la curación de su hija: “Que se cumpla lo que deseas”, le dice Jesús Y su hija quedó curada.
Humildad y amor al necesitado: De esta mujer
cananea, extranjera, aprendemos la lección.