-Textos:
-Ez 18, 21-28
-Sal 24, 4-9
-Fil 2, 1-11
-Mt 21, 28-32
“Dadme esta
gran alegría: manteneos unánimes y
concordes con un mismo amor y un mismo sentir. No obréis por rivalidad ni por
ostentación…
Queridas
hermanas benedictinas y queridos hermanos todos:
La parábola del
evangelio que hemos escuchado proclama una enseñanza muy clara denunciando a
los fariseos y a cuantos tienen buenas palabras, pero luego no las cumplen. En
castellano tenemos un refrán muy expresivo: “Obras son amores y no buenas
razones”.
Pero me vais a
permitir que hable de la segunda lectura, de lo que dice San Pablos a su
querida comunidad de Filipos: -“Manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un
mismo sentir. No obréis por rivalidad ni por ostentación…
El texto que
hemos escuchado es sumamente importante: San Pablo da primero unos cuantos
consejos para saber y vivir en comunidad, en cualquier clase de comunidad
cristiana, que se reúne para celebrar la eucaristía. Y hasta podemos decir en los miembros de una nación o de una autonomía.
En la segunda
parte del texto, San Pablo se limita a transcribir no algo suyo, sino un texto
o un himno que cantaban las primerísimas comunidades cristianas en sus celebraciones.
Ahora vamos a
escuchar los consejos y normas que San
Pablo nos da en el primer párrafo de su carta. En las comunidades del tiempo
de San Pablo había problemas, como en
las actuales nuestras: desavenencias, rivalidades, intrigas… y otras: San Pablo
recomienda con especial acento dos: mostrar “entrañas compasivas” con los demás hermanos, y “un mismo amor y un
mismo sentir”. Luego da consignas que son de sentido común, pero que no son
fáciles de poner en práctica: “dejaos
llevar por la humildad y considerar siempre superiores a los demás”.
La mayor parte
de nuestros disgustos personales y de tensiones comunitarias se deben a nuestro
orgullo. “Considerar superiores a los
demás” no es muy popular en nuestro tiempo ni en la sociedad civil, ni en
la eclesial.
San Pablo no se
limita a dar consejos y normas, sino que propone los medios para poder ponerlos
en práctica: San Pablo nos dice: “Nos une
el mismo espíritu”, y sobre todo, “Tened
entre vosotros los mismos sentimientos de Cristo Jesús”. Se dirige a la
comunidad suya de Filipo, y en ella estamos todos los cristianos.
Para esto, no
tiene reparo en copiar y proponernos el himno del que os he hablado. Lo hemos
escuchado en la segunda lectura, pero qué bien nos vendrá a todos, si dedicamos
hoy o algún día un tiempo de oración para interiorizar lo que dice este himno: “Tened entre vosotros los sentimientos
propios de Cristo Jesús. El cual, siendo de condición divina, no retuvo
ávidamente ser igual a Dios; al contrario, se
despojó de sí mismo, tomando la condición de esclavo,… y así reconocido como hombre por su
presencia, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte
de cruz. Por eso Dios lo exaltó sobre
todo y le concedió el Nombre sobre todo nombre, de modo que al nombre de Jesús
toda rodilla se doble, en el cielo, en la tierra y en el abismo, y toda lengua
proclame: Jesucristo es Señor para gloria de Dios Padre”.
Hermanos y
hermanas: Qué gran favor haremos a la
sociedad y a todo el mundo, si todos los
cristianos: matrimonios, familias, monjes y monjas, comunidades de
religiosos y religiosas, cristianos que participamos en la eucaristía de los
domingo y de los días de labor, asociaciones y movimientos apostólicos, ponemos
en práctica estas recomendaciones que nos da hoy San Pablo: “Tened entre vosotros los mismos sentimientos
de Cristo Jesús”.