domingo, 19 de noviembre de 2023

DOMINGO XXXIII, T.O.

-Textos:

            -Pro 31, 10-13. 19-20. 30-31

            -Sal 127, 1b-5

            -1 Tes, 1-6

            -t 25, 14-30

 “Se acercó luego el que había recibido dos talentos y le dijo: ”Señor , dos talentos me dejaste; mira he ganado otros dos” Su Señor le dijo: “Bien siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante, entra en el gozo de tu Señor”

Queridas hermanas y queridos hermanos todos:

Estamos en el último domingo del año litúrgico, el próximo celebraremos la fiesta de Jesucristo Rey del universo.

La parábola de Jesús en este evangelio nos habla del juicio final. No nos suele parecer un tema interesante y agradable, más bien preferimos dejarlo de lado. Sin embargo, nos es altamente conveniente, necesario y esperanzador. Porque  Jesús nos da la clave para que podamos presentarnos ante Dios con la garantía de poder escuchar a Dios, nuestro Padre  que nos dice: “Bien siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante, entra en el gozo de tu Señor”.

Sí, Dios quiere que todos entremos  en el gozo y la felicidad que da estar con Él y ante Él eternamente felices. Y Jesucristo, su Hijo, vencedor de la muerte y del pecado, nos indica el camino.

¿Qué nos dice que hagamos? Que  cumplamos con responsabilidad y valentía la misión que nos ha encomendado en esta vida. En esta vida, que a veces la sentimos como un valle de lágrimas, no es solo eso, sino además, en realidad y en el fondo, es una vocación y una misión. Todos tenemos una misión en este mundo, y además todos tenemos cualidades suficientes para cumplir esa misión. Para Dios todos somos importantes y cuenta con nosotros para hacer de este mundo un mundo mejor que quedará transformado en el Reino de Dios, en un cielo nuevo y una tierra nueva. Él, nuestro Dios, lo ha prometido y lo hará. Para eso ha enviado a su Hijo Jesucristo.  Porque tanto  amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que todo el que cree en Él tenga vida eterna.

Dios quiere que nos salvemos todos por Jesucristo y Jesucristo cuenta con nosotros y nos llama. Nos llama  a todos, todos tenemos vocación. El bautismo que hemos recibido es la muestra y el certificado. Jesucristo cuenta con nosotros y nos encomienda una misión, un encargo, una tarea en esta vida.

¿Cuál es esta misión? Ser testigos de la fe, de la fe en Dios y en su Hijo Jesucristo. Cumplir los mandamientos, vivir las bienaventuranzas, atender la voz de Jesucristo que nos dice: “Venid benditos de mi Padre, porque tuve hambre y me distéis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis…”.

Este es el encargo del Señor, que quiere que lo cumplamos valientemente y aun corriendo riesgos y esforzándonos, aunque sea ir muy a contracorriente del mundo.

Tenemos que estar muy atentos de lo que dice el dueño de la parábola al obrero que, por miedo y amedrentado, lejos de hacer rendir al dinero que le encomienda, lo entierra por miedo y lo deja improductivo: “A ese siervo inútil echarlo fuera”.

Sigamos los consejos de San Pablo en la  segunda lectura: “Que ese día  no nos sorprenda como un ladrón…No nos coja dormidos…, sino estemos en vela y vivamos sobriamente”.