-Textos:
-Sam 7, 1 -5. 8b-11. 16
-Sal 88, 2- 5. 27 y 29
-Ro 16, 25-27
-Lc 1, 26-38
“Concebirás en tu vientre y darás a luz a un hijo, y
le pondrás por nombre Jesús”
Queridas
hermanas benedictinas y queridos hermanos todos:
Este año este
cuarto domingo de adviento tiene un carácter especial: Por la mañana celebramos
el adviento, por la tarde-noche la noche buena.
La eucaristía
de esta mañana de adviento nos pone en
ambiente para entender mejor la hondura del misterio que celebraremos por la
tarde noche:
El
evangelio de San Lucas es admirable por
lo que nos dice de cada uno de los personajes
que aparece en la escena:
En primer
lugar, Dios Padre, representado en la voz del ángel Gabriel: Qué palabras más
admirables dice a la joven Virgen María, desposada con san José: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está
contigo”. María se turbó, no es para menos. María está tan repleta de la
gracia de Dios, que no le cabe
absolutamente ningún pecado, ni siquiera el pecado original. Ella que en
Nazaret es considerada como una joven sencilla comprometida con José. Pero
además Dios Padre le dice una palabra
que todos querríamos escuchar: “No temas
María”. “Dios: se ha fijado en ti, y te encomienda una misión absolutamente
admirable: “Vas a dar a luz un hijo, al
que podrás por nombre Jesús”, es decir, al Salvador del mundo.
A continuación
aparece en la escena la figura de Jesús,
al que en esta noche buena celebraremos con gozo: Jesús es presentado por los
nombres, los títulos, que el ángel, de parte de Dios, le pone: Dos títulos
referidos a su persona: Jesús será grande y se llamará Hijo del Altísimo, y
tres títulos, que nos dan la idea de la gran misión que va a realizar este
Jesús, que María va a concebir: “El Señor
le dará el trono de David, su padre; reinará
sobre la casa de Jacob para
siempre, y su reino no tendrá fin”. Este niño que va a nacer y al que el ángel
le atribuye unos títulos de nobleza tan grandes abruman a María, le dejan
asombrada. Ella se da cuenta de que el ángel es la voz de Dios, sí, pero no puede
entender todo lo que significan esos títulos.
Pongamos la
atención ahora en María. ¿Qué dice?
¿Cómo reacciona? María con sencillez y sinceridad pregunta, no porque dude,
sino porque no entiende bien: ¿Cómo será eso, pues no conozco varón? Y la voz
de Dios, el ángel, le explica algo nuevo: “El
Espíritu Santo vendrá sobre ti…, por eso, el
Santo que va a nacer será llamado
Hijo de Dios”.
Sólo Dios,
puede hacer un milagro semejante, pero sí, Dios Padre, por medio del Espíritu
Santo va a hacer que nazca al mundo el
Hijo de Dios.
María no
alcanza a comprender todo, pero entiende
que Dios habla por medio del ángel y que le solicita y le pide una
misión. Ella que cree en Dios, le reza continuamente, y su fe le lleva a cumplir siempre y en todo la
voluntad de Dios, por eso, responde con una respuesta que abre los cielos e
ilumina y salva a la tierra: “He aquí la
esclava del Señor, hágase en mí según tu Palabra”.
Y esto es lo
que celebraremos esta Noche buena, que nos lleva a recibir la gran noticia del
misterio de Navidad.
Espero que
todos vengáis a la misa de esta noche y
no os quedéis solo con la cena.