-Textos:
-Dt 18, 15-20
-Sal 94, 1-2. 6-9
-1 Co 7, 32-35
-Mc 1, 21-28
“Jesús le increpó: Cállate y sal de él”.
Queridas
hermanas benedictinas y queridos hermanos todos:
Estamos
escuchando en estos domingos al evangelista San Marcos, en los primeros relatos
de su evangelio. Este domingo pretende contarnos que Jesús es el Mesías
prometido en el Antiguo Testamento y enviado ahora para anunciarnos que el Reino
de Dios ha comenzado a establecerse en el mundo cumpliendo así las promesas de
Dios.
Esto es lo que
nos cuenta San Marcos en el evangelio que hemos escuchado: Lo primero que nos
dice es que Jesús “Habla con autoridad”.
Por dos razones, la primera porque no se
apoya en interpretaciones que de la biblia hacen los maestros de la ley, y,
además, es coherente con lo que dice, cumple lo que dice.
En segundo
lugar, Jesús es el Mesías prometido y el Salvador enviado por Dios, porque vence
a los demonios y puede más que ellos que tratan de dominar a los hombres, para
que les sirvan a ellos y se olviden de Dios.
Jesús se dirige
con autoridad, y duramente y sin contemplaciones. Le manda al espíritu impuro “Cállate y sal de él”. El demonio no tuvo
más remedio que salir y el hombre poseído quedó libre.
Hago un inciso
para una observación importante: Jesucristo en todas las ocasiones que se
relaciona con los demonios, actúa con decisión, sin contemplaciones. Los trata duramente.
El papa
Francisco comentando este comportamiento de Jesús, saca una consecuencia para
todos nosotros: Cuando nosotros sentimos una tentación, o muchas, que nos
arrastran con fuerza al pecado, a someternos a esas pasiones que van contra la
voluntad de Dios y contra nuestro propio bien, lo mejor, lo más conveniente que
podemos hacer es no dar ni la más mínima entrada a la tentación del demonio,
sino inmediatamente expulsarlo, con
energía y sin contemplaciones.
Y termino con
la última consideración sobre este precioso evangelio:
El hombre
poseído por el demonio quedó libre. Jesús vence a los demonios, vence al mal
que destruye al hombre. Jesús libera a las personas, porque puede vencer y vence al mal que esclaviza al
hombre.
San Marcos nos
ha dado una catequesis preciosa que nos da luz para nosotros hoy, si la ponemos
en práctica: Esta es la moraleja y la consigna
que nos da: Jesús, el Hijo de María es hombre, Hijo de María, lo hemos
visto en Navidad, pero es también Hijo de Dios, el Mesías que cumple las
promesas de Dios. Confirmemos nuestra fe en él.
Todos debemos
quedarnos con la frase que no nos hace dudar de Jesús, sino que nos deja admirados: “¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los
espíritus inmundos les manda y le obedecen”.