domingo, 17 de marzo de 2024

DOMINGO V DE CUARESMA (B)

DOMINGO V  DE CUARESMA

(17-3-24)

 

Homilía

“Queremos ver a Jesús”

Queridas hermanas benedictinas y queridos hermanos todos:

Ayer, sábado, la  segunda Javierada: muchos peregrinos, muchos jóvenes. Hoy aquí, en el monasterio de benedictinas queremos hacer una mención especial al “Día del Seminario”. Pedimos a Dios y a San Francisco  Javier  que despierte en estos jóvenes, chicos y chicas, el  deseo que todos llevamos en el corazón, y que estos paganos griegos pidieron a Felipe: “¡Queremos ver a Jesús!”.

Pero, en estos días, previos a la Semana Santa y al Triduo pascual, ¿qué pregunta se estarán haciendo tantos bautizados? –Dejadme que piense mal. Dirán: -¿Qué hacemos o qué podemos hacer en estos días de vacaciones?

Sin embargo, ver a Jesús es la pregunta que todos, todos, llevamos en el corazón, aunque quizás no la advertimos.

La más profunda de todas las necesidades humanas es  la necesidad de  Dios. El hombre necesita ver a Dios. “Nos hiciste, Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”.

El rostro de Dios es Jesucristo. “Él es imagen de Dios invisible,  primogénito de toda criatura”; “Quién me ha visto a mí, dijo en cierta ocasión él mismo, ha visto al Padre”. Por eso, todos los hombres necesitamos ver a Jesús. Mucha gente no lo sabe, no se da cuenta; nosotros mismos, en muchas ocasiones, estamos pendientes de muchas necesidades: salud, descanso, amistad, atenciones…

Estos gentiles, griegos, que acuden a Felipe,  habían logrado descubrir su más honda necesidad y querían ver a Jesús; no por curiosidad y como para poder decir que habían visto a un famoso. Eran griegos, herederos de una cultura que investiga sobre la felicidad y la salvación. Por eso, quieren ver a Jesús como aquel que viene de Dios, habla de Dios, trae la salvación de Dios y responde a esa necesidad de Dios escondida en todo corazón humano.

Sí, nosotros tenemos necesidad de Jesús; nosotros, en el fondo, queremos ver a Jesús. ¿Lo tenemos claro? Vosotras, quizás, queridas hermanas, lo sabéis y lo buscáis, llamándole por su propio nombre. Os habéis  sentido llamadas por él.  Vuestra vida  es un buscar el rostro de Dios en el rostro de Cristo.

Muchas personas no se preguntan por las vacaciones, están preocupadas desmesuradamente por la salud, por el sueldo, por la estabilidad en el trabajo… Son preocupaciones legítimas, pero que apuntan en último término a Jesucristo.

“Porque Jesucristo revela el hombre al propio hombre; y no  hay bajo el cielo ni en la tierra otro nombre en el que el hombre pueda ser salvado”.

Felipe y Andrés fueron guías de gentiles, de gente alejada. Nosotros podemos hacer lo mismo: a los jóvenes, a los niños, a nuestro hijos, a nuestros amigos guías que les llevamos a descubrir qué es lo que de verdad sienten en su corazón: Necesidad de Dios, necesidad de ver a Jesús.

Pero hoy, para nosotros, Felipe y Andrés están presentes en nuestra madre Iglesia, en la liturgia de esta celebración. Ellos nos invitan a ver a Jesús; acudir al Triduo Pascual: Ya desde hoy, semana de pasión, tenemos que poner los ojos en Jesús: Jesús crucificado y glorificado. Pensemos en preparar bien, donde sea y de la mejor manera posible, nuestra participación en el gran Triduo Pascual.

La eucaristía es el grano de trigo que muere, para que nosotros, nos centremos y descubramos hasta qué punto, las mejores vacaciones son las  que  nos llevan al encuentro con Jesús, muerto y resucitado, y vencedor de la muerte y del pecado.