-Textos:
-Hch 4, 8-12
-Sal 117, 1. 8-9. 23. 26. 28-29
-1 Jn 3, 1-2
-Jn 10, 11-18
“Yo Pastor”.
Queridas
hermanas benedictinas y queridos hermanos todos:
La liturgia
nos ofrece, en este cuarto domingo de pascua, contemplar a Jesucristo bajo la
figura del “Buen Pastor”.
Dos frases
escogidas del evangelio van a ayudarnos a descubrir quién es Jesucristo para
nosotros como Buen Pastor.
“El buen pastor da la vida por sus ovejas”. Jesucristo ha dado la
vida por nosotros. Y ¡con cuánto sufrimiento! Jesucristo nos ama. “Cristo murió por los impíos; ciertamente,
apenas habrá quien muera por un justo…; pues bien: Dios nos demostró su amor en
que, siendo nosotros pecadores, Cristo murió por nosotros”.
Hermanos,
Jesucristo, el Buen Pastor, da la vida por sus ovejas, muere por nosotros y
muere por que nos ama. ¡Somos amados de Dios! Dios nos ama y Jesucristo quiere
que le amemos. Santa Teresa de Calcuta, en una conferencia de formación a las
hijas jóvenes de su congregación les dice
“Jesucristo tiene sed, tiene sed de las almas pobres y más pobres del mundo,
pero Jesucristo también tiene sed de que
le amemos. Nos solo hemos de pedir sentir el amor de Jesús, también debemos escuchar a Jesús que quiere que le amemos”.
Queridas
hermanas y queridos hermanos: Tendríamos temple y fuerza para ser más
coherentes con nuestra fe y más fieles en la práctica de los mandamientos del
amor a Dios y a los hermanos, si amáramos a Jesús, nuestro Pastor, como él nos
ama y como él nos ama y como él espera ser
amado de nosotros. Contemplar a Jesús, como nuestro Buen pastor es el
mejor reconstituyente para vivir felices, y poder cumplir nuestros deberes
y nuestra misión en el mundo.
Consideremos
otra frase del evangelio de hoy: “Tengo,
además, otras ovejas que nos son de este redil; también a esas tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo
rebaño y un solo Pastor”.
Hermanos,
Jesucristo el Resucitado, ha venido y con su muerte y resurrección, ha hecho
todo lo necesario, para salvar a todos los hombres y al cosmos entero. El sueño
de Jesucristo es el deseo y la tarea del buen Pastor. Recordar el salmo 23: “El Señor es mi pastor, nada me falta…me
conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas…
Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo…” Este
es el sueño del Buen Pastor para todos,
para cada uno de nosotros y para todos los que han vivido en el pasado, los que
vivimos en el presente, y vivirán en el futuro. El buen Pastor es Salvador del
mundo.
Y para
llevar a cabo este sueño y esta tarea Jesucristo cuenta con sus discípulos, con los bautizados, con
nosotros. Ante de su ascensión al cielo nos dice: “Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced
discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo
y del Espíritu Santo… Y sabed que yo estoy
con vosotros todos los días hasta el final de los tiempos”.
No somos
cristianos sólo para salvarnos, somos cristianos y somos bautizados
principalmente, para una misión, todos tenemos una misión: ser evangelizadores,
ser pastores, colaboradores de Jesús el Buen Pastor.
Jesús nos
hace a todos los bautizados pastores para continuar su misión en el mundo. Para eso tendremos que amar a
los hermanos como él nos ama a cada uno. Y acudir a las fuentes tranquilas, a
la eucaristía, para mantener viva y activa la responsabilidad y la misión que
nos encomienda la transmisión de la fe a las generaciones jóvenes.