domingo, 7 de abril de 2024

DOMINGO II DE PASCUA (B) DIVINA MISERICORDIA

-Textos:

-Hch 4, 32-35

-Sal 117, 2-4. 16-18. 22-24

-Jn1a, 5, 1-6

-Jn 20, 13-31

 

“Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios” “El grupo de los creyentes  tenía un solo  corazón y una sal alma”

Queridas hermanas y queridos hermanos todos:

Hoy, segundo domingo de Pascua, por una reciente disposición del recordado papa Juan Pablo II, el segundo domingo celebramos el domingo de la misericordia. Antes hablábamos del domingo “in albis”.

Era el domingo en que los bautizados adultos que en  la Vigilia pascual habían recibido el bautismo, venían a la iglesia vestidos con túnicas blancas (albas). Después de una oración y una bendición especial, se despojaban de la vestidura blanca y, vestidos como los demás, se incorporaban a la comunidad cristiana ya como cristianos adultos. Era un domingo de gran alegría, había crecido y se renovaba la comunidad.

            Hermanas  y hermanos: El bautismo  que hemos recibido es la gracia más grande que Dios nos ha regalado en esta vida. Todas las demás gracias que hemos recibido y podamos recibir en el futuro no son tan ricas, tan grandes ni tan fundamentales como la gracia primera, la gracia bautismal. En el bautismo, Dios vino a decirnos: “Javier, Andrés, María, Socorro…, hoy hago una  alianza contigo, te hago  hijo o hija mía, porque te doy la vida divina, la vida de mi Hijo Jesucristo; tú vas a ser para siempre hija, o hijo de Dios (hijo o hija adoptiva, pero ciertamente, la vida que recibiste de tus padres, ahora por el bautismo la enriquezco con la vida divina, la vida de Jesucristo, que murió por ti y que ha resucitado. Además te infundo el Espíritu Santo, para que puedas desarrollar esa vida divina incipiente que ahora te doy. Pero ten en cuenta algo importante: “Yo soy fiel y voy a ser fiel a mi alianza”. Si alguna vez tú te apartas de mí por el pecado o por la debilidad de tu fe,  yo no me apartaré de ti. A mí no me vencen tus pecados; Jesucristo, mi Hijo en la cruz los ha vencido todos. Donde abundó el pecado, ha sobreabundado la gracia. Yo puedo perdonarte, siempre que tú te arrepientas y me pidas ayuda, te dará mi mano y volveremos a caminar juntos. Has recibido el bautismo eres hijo mío para  siempre.

¡Cómo debemos agradecer la gracia del Bautismo! Cómo debemos cuidarlo y cultivarlo!

No debe extrañarnos que el papa San Juan Pablo II tuviera la feliz idea de declarar este domingo “in albis” en Domingo de la Misericordia.

Una de las maneras de entender la misericordia es definirla como “el amor que perdona”, y también como “el amor que ayuda al necesitado”.

Os dejo con dos textos bíblicos para que los meditéis en este domingo “in albis” y “de la misericordia”: El primero es del evangelista san Juan “Sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo” (Jn 13, 1). La segunda es de san Pablo: Ciertamente, apenas habrá quien muera por un justo; por una persona buena tal vez se atrevería alguno a morir; pues bien: Dios nos demostró su amor en que, siendo nosotros todavía pecadores, Cristo murió por nosotros”. (Ro 5, 7-9)