Salmo 147 A y B (146 y 147)

Cantad al Señor
dándole gracias.
Salmo de alabanza.


Tema


Este salmo, la Vulgata lo divide en dos, A y B. Pero en las dos secciones el tema es único, y la numeración del hebreo, a su vez, lo señala como uno solo. Aquí se une nuevamente la numeración que a partir del 9 era doble.
Este salmo nos sitúa en la época del regreso del destierro de Babilonia y la reconstrucción de Israel (Neh 2-6). Aun en medio de dificultades y obstáculos, los israelitas alaban a Dios con gran esperanza. El tema de este poema es la manifestación del corazón bueno de Dios en la creación de la naturaleza y en la renovación del pueblo de Israel. Los dos temas están bien entrelazados: el Dios Salvador es al mismo tiempo el Dios Creador. Tenemos tres secciones diferenciadas en este salmo, cada una con su introducción.
  1-6: Alabanza a Dios porque es el restaurador del pueblo de Israel.
  1: Invitación a alabar a Dios. La música favorece el ambiente de alabanza, y manifiesta el gozo interior.
  2-3: La restauración del pueblo, tras el regreso del destierro de Babilonia. El Señor sana los corazones destrozados.
  4-6: Dios es el Señor de todas las fuerzas de la naturaleza. Por eso puede recrear a Israel. Sobre todo tiene en cuenta a los humildes.
  7-11: Alabanza a Dios porque se cuida de todas las criaturas.
  7: Segunda invitación. Acción de gracias a Dios con cantos e instrumentos musicales.
  8-9: El territorio de Palestina ha recibido la abundancia nuevamente por la protección de Dios.
10-11: No son del agrado de Dios los que se apoyan en su fuerza y en sus armas de guerra. El futuro de Israel reside en la misericordia de Dios.
12-20: Alabanza a Dios porque da vida nueva a su pueblo.
12: Tercera invitación. En esta ocasión habla a Jerusalén, puesto que es el guía de todo el pueblo.
13-14: Dios ha fortalecido la ciudad de Jerusalén, y ha dado al pueblo de Israel la paz y el alimento.
15-17: Dios ha enviado su palabra al pueblo en su representación, cargada de fuerza y eficacia: el invierno depende de ella.
18-20: La nueva vida de la primavera y la renovación de Israel dependen de la palabra de Dios.

Salmo


  1 Aleluya!
     Alabad al Señor, que la música es buena,
     nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.

  2 El Señor reconstruye Jerusalén,
     reúne a los deportados de Israel,

  3 él sana los corazones destrozados,
     venda sus heridas.

  4 Cuenta el número de las estrellas,
     a cada una la llama por su nombre.

  5 Nuestro Señor es grande y poderoso,
     su sabiduría no tiene medida.

  6 El Señor sostiene a los humildes,
     humilla hasta el polvo a los malvados.

  7 Entonad la acción de gracias al Señor,
     tocad la cítara para nuestro Dios.

  8 Que cubre el cielo de nubes,
     preparando la lluvia para la tierra;
     que hace brotar hierva en los montes,
     para los que sirven al hombre;

  9 que da su alimento al ganado,
     y a las crías de cuervo que graznan.

10 No aprecia el vigor de los caballos,
     no estima los jarretes del hombre:

11 el Señor aprecia a sus fieles,
     que confían en su misericordia.

     Salmo 147 B (147)

12 Glorifica al Señor, Jerusalén,
     alaba a tu Dios, Sión:

13 Que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
     y ha bendecido a tus dentro de ti;

14 ha puesto paz en tus fronteras,
     te sacia con flor de harina;

15 él envía su mensaje a la tierra,
     y su palabra corre veloz;

16 manda la nieve como lana,
     esparce la escarcha como ceniza;

17 hace caer el hielo como migajas
     y con el frío congela las aguas;

18 envía una orden, y se derriten,
     sopla su aliento, y corren.

19 Anuncia su palabra a Jacob,
     sus decretos y mandatos a Israel;

20 con ninguna nación obró así
     ni les dio a conocer sus mandatos.
     ¡Aleluya!

Palabras clave


- Alabanza: Alabad al Señor (1.12), la música es buena (1), merece una alabanza armoniosa (1), entonad la acción de gracias (7), tocad la cítara (7), glorifica al Señor (12).
- La salvación de Dios: Reconstruye Jerusalén (2), reúne a los deportados (2), sana los corazones destrozados (3), venda las heridas (3), sostiene a los humildes (6), refuerza los cerrojos (13), ha puesto paz (14), sacia con  flor de harina (14).
- La naturaleza: El cielo (8), la lluvia (8), hierba en los montes (8), ganado (9), crías de cuervo (9), caballos (10), nieve (16).

La luz del Nuevo Testamento


“Y la Palabra se hizo carne, acampó entre nosotros y contemplamos su gloria: gloria de Hijo único del Padre, lleno de amor y lealtad” (Jn 1, 14).
“Ahora os dejo en manos de Dios y del mensaje de su gracia, que tiene poder para construir y dar la herencia a todos los consagrados” (Hch 20, 32).
“Esto no se le ocurrió a él; siendo sumo sacerdote el año aquél, profetizó que Jesús iba a morir por la nación; y no solo por la nación, sino para unir a los hijos de Dios dispersos” (Jn 11, 51-52).
“Proclama mi alma la grandeza del Señor…Levanta a los humildes. Auxilia a Israel su siervo acordándose de la misericordia” (Lc 1 46.52.54).
“Por medio de nuestro Señor Jesucristo, dad gracias por todo sin cesar a Dios Padre” (5, 20).

Oración


Dios misericordioso,
en la antigüedad,
después de manifestar
de tantas maneras
la bondad de tu corazón,
cuando se cumplió el tiempo
nos enviaste tu Palabra
para hacernos hijos-hijas tuyos.
Acoge la alabanza
agradecida de tu Iglesia,
y concédenos la fortaleza
para encarnar en nuestra vida tu palabra
y comunicarla a todos los hombres.