Salmo 102 (101)

Mis días se desvanecen
como humo.
Salmo de súplica. Individual.

Tema


Oración de un Israelita que se encuentra totalmente afligido. Parece que está en un país extranjero juntamente con su pueblo. Orando ante el Señor, anhela, además de su salvación, la de todo el pueblo (14-15). Aunque no hace una confesión de los pecados, es evidente que esta situación la ha originado el pecado, Dios se ha enfadado (11).
Ha cimentado su oración en la eternidad de Dios (13), y mirando con ojos de profeta, la respuesta actual de Dios y la salvación las contempla como ya conseguidas (20-21). Tiene fe firme en la mano de Dios, y ama profundamente a su pueblo, el pueblo de Dios. Cristo en su Pasión ha dado cumplimiento a este salmo, y a una con El, lo rezamos también hoy a nuestro Padre.
  2-3: Llamada a Dios. La aflicción del salmista es grande: Parece como si Dios lo hubiera olvidado.
  4-12: El salmista manifiesta su situación angustiosa: La enfermedad del cuerpo, soledad interior, brevedad de la vida, ataque de los enemigos, enfado de Dios. Realmente noche oscura.
13-15: Súplica a favor del pueblo de Israel. El salmista se identifica con su pueblo que se encuentra en país extranjero.
16-18: Estos extranjeros conocerán al Señor, si renueva a Sión.
19-23: El canto de acción de gracias de las generaciones futuras.
24-25: De nuevo recuerda su situación, ora a Dios, en esta ocasión a su favor.
26-29: Himno al Dios eterno.

Salmo


  2 Señor, escucha mi oración,
     que mi grito llegue hasta ti;

  3 no me escondas tu rostro
     el día de la desgracia.
     Inclina tu oído hacia mí;
     cuando te invoco, escúchame en seguida.

  4 Que mis días se desvanecen como humo,
     mis huesos queman como brasas;

  5 mi corazón está agostado como hierba,
     me olvido de comer mi pan;

  6 con la violencia de mis quejidos,
     se me pega la piel a los huesos.

  7 Estoy como lechuza en la estepa,
     como búho entre ruinas;

  8 estoy desvelado, gimiendo,
     como pájaro sin pareja en el tejado.

  9 Mis enemigos me insultan sin descanso,
     furiosos contra mí, me maldicen.

10 En vez de pan, como ceniza,
     mezclo mi bebida con llanto;

11 por tu cólera y tu indignación,
     porque me alzaste en vilo y me tiraste;

12 mis días son una sobra que se alarga,
     me voy secando como la hierba.

13 Tú, en cambio, permaneces para siempre,
     y tu nombre de generación en generación.

14 Levántate y ten misericordia de Sión,
     que ya es hora y tiempo de misericordia.

15 Tus siervos aman sus piedras,
     se compadecen de sus ruinas.

16 Los gentiles temerán tu nombre,
     los reyes del mundo tu gloria.

17 Cuando el Señor reconstruya Sión,
     y aparezca en su gloria,

18 y se vuelva a las súplicas de los indefensos,
     y no desprecie sus peticiones,

19 quede esto escrito para la generación futura,
     y el pueblo que será creado alabará al Señor:

20 Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario,
     desde el cielo se ha fijado en la tierra,

21 para escuchar los gemidos de los cautivos,
     y librar a los condenados a muerte,

22 para anunciar en Sión el nombre del Señor,
     y su alabanza en Jerusalén;

23 cuando se reúnan unánimes los pueblos
     y los reyes, para dar culto al Señor.

24 Él agotó mis fuerzas en el camino,
     acortó mis días;

25 y yo dije: Dios mío, no me arrebates
     en la mitad de mis días.
     Tus años duran por todas las generaciones:

26  al principio cimentaste la tierra,
     y el cielo es obra de tus manos;

27 ellos perecerán, tú permaneces,
     se gastarán como la ropa,
     serán como un vestido que se muda.

28 Tú, en cambio, eres siempre el mismo,
     y tus años no se acabarán.

29 Los hijos de tus siervos vivirán seguros,
     su linaje durará en tu presencia.

Palabras clave


- Insignificancia de la humanidad: Mis días se desvanecen como humo (4), agostado como hierba (5), mis días son una sombra que se alarga (12), me voy secando como la hierba (12).
- Aflicción: Día de la desgracia (3), mis huesos queman como brasas (4), me olvido de comer mi pan (5), se me pega la piel a los huesos (6), estoy desvelado (8), gimiendo (8).
- Súplica: Escucha mi oración (2), llegue mi grito hasta ti (2), no me escondas tu rostro (3), inclina tu oído hacia mí (3), escúchame en seguida (3), levántate y ten misericordia de Sión (14).
- Salvación: Se vuelva a las súplica de los indefensos (18), no desprecie sus peticiones (18), el Señor ha mirado (20), desde el cielo se ha fijado en la tierra (20), escuchar los gemidos de los cautivos y librar a los condenados a muerte (21).
- Acción de gracias: Alabará al Señor (19), anunciar en Sión el nombre del Señor (22), y su alabanza en Jerusalén (22), dar culto al Señor (23).

La luz del Nuevo Testamento


“Ahora me siento agitado; ¿le pido al Padre que me saque de esta hora? ¡Pero si para esto he venido, para esta hora! ¡Padre, glorifica tu nombre!” (Jn 12, 27-28).
“Señor, y ¿a quién vamos a acudir? En tus palabras hay vida eterna” (Jn 6, 68).
“Porque el pecado paga con muerte, mientras Dios regala vida eterna por medio de Cristo Jesús Señor nuestro” (Rom 6, 23).
“¿Quién podrá separarnos de ese amor de Cristo? ¿Dificultades, angustias, persecuciones, hambre, desnudez, peligros, espada? Todo eso lo superamos de sobra gracias al que nos amó” (Rom 8, 35.37).

Oración


Dios eterno,
tu Hijo nos ha manifestado tu amor,
el amor del Padre que mira, escucha y salva.
Cristo es nuestra esperanza en la aflicción,
en las luchas de cada día
y en los ataques del enemigo.
Mira también hoy a tu Iglesia,
y renuévala,
porque reconocemos nuestros pecados.