Salmo 134 (133)


Levantad las manos
hacia el santuario,
y bendecid al Señor.
Salmo de peregrinación.
El último de los salmos de subida.


Tema


Este salmo, a lo que parece, nos trae el último adiós de los peregrinos, en el atrio del templo, antes de regresar de Jerusalén a sus casas. Los peregrinos piden a los sacerdotes del templo que el Señor sea alabado por las gracias que han recibido en esta peregrinación, y que rueguen por ellos (1-2). Los sacerdotes les respondes bendiciéndolos en el nombre del Señor (3). Este parece ser el ambiente externo del salmo. Pero la fuerza interna del salmo está en la palabra “bendecid” (1.2.3). Los sacerdotes deben celebrar la grandeza y los planes de Dios.
1-2: La llamada que hacen los peregrinos a los sacerdotes.
3: Respuesta de los sacerdotes: la bendición de parte del Señor.

Salmo


1 Y ahora bendecid al Señor
    los siervos del Señor,
    los que pasáis la noche
    en la casa del Señor:


2 levantad las manos hacia el santuario,
    y bendecid al Señor.


3 El Señor te bendiga desde Sión:
   el que hizo cielo y tierra.


Palabras clave


- Los sacerdotes: Siervos del Señor (1), los que estáis en la casa del Señor (1), los que pasáis la noche (1).
- Alabanza: Bendecid al Señor (1. 2), levantad las manos hacia el santuario (2).
- Respuesta del Señor: El Señor os bendiga desde Sión (3).


La luz del Nuevo Testamento


“Por entonces se fue a la montaña a orar y se pasó la noche orando a Dios” (Lc 6,12).
“Jesús les propuso esta parábola para explicarles que tenían que orar siempre y no desanimarse” (Lc 18,1).
“Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén llenos de alegría. Y se pasaban el día en el templo bendiciendo a Dios” (Lc 24, 51-52).
“Y del trono salió una voz que decía: ¡Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, todos sus fieles, pequeños y grandes! (Ap 19, 5).


Oración


Señor Jesús,
Tú eres el modelo y la fuerza de nuestra oración.
Envíanos tu Espíritu.
Haz que no desaparezca en tu Iglesia
el anhelo por la oración,
y llena con tu amor
nuestras manos vacías
que elevamos hacia el Padre del cielo.