Salmo 144 (143)

Dichoso el pueblo,
cuyo Dios es el Señor.
Salmo real.


Tema


Este salmo nos trae la oración de un rey de Israel, mezclando la súplica y la acción de gracias. El rey, al ser representante de Dios, le pide la paz, la prosperidad y la victoria a favor del pueblo. En la dura lucha por la vida nos es muy necesaria la ayuda de Dios. Con este salmo, Cristo ruega al Padre a favor de su Iglesia y le da gracias.
  1-2: El salmista da gracias a Dios por la ayuda que le ha dado hasta ahora para el combate (ver Sal 17,3.35.48).
  3-4: Manifiesta la impotencia y la inutilidad del hombre para atraer la compasión de Dios.
  5-8: Súplica: Pide ayuda a Dios contra los enemigos.
  9-11: Acción de gracias y súplica.
12-15: En esta sección el salmista habla en plural. Parece que se identifica con todo el pueblo que está reunido en la celebración litúrgica. Desea al pueblo bendiciones abundantes: Descendencia, cosechas abundantes y paz.

Salmo



  1 Bendito el Señor, mi roca,
     que adiestra mis manos para el combate,
     mis dedos para la pelea;

  2 mi bienhechor, mi alcázar,
     baluarte donde me pongo a salvo,
     mi escudo y mi refugio,
     que me somete los pueblos.

  3 Señor, ¿qué es el hombre para que te fijes en él?,
     ¿qué los hijos de Adán para que pienses en ellos?

  4 El hombre es igual que un soplo,
     sus días, una sombra que pasa.

  5 Señor, inclina tu cielo y desciende,
     toca los montes, y echarán humo,

  6 fulmina el rayo y dispérsalos,
     dispara tus saetas y desbarátalos.

  7 Extiende la mano desde arriba:
     defiéndeme, líbrame de las aguas caudalosas,
     de la mano de los extranjeros,

  8 cuya boca dice falsedades,
     cuya diestra jura en falso.

  9 Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,
     tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:

10 para ti que das la victoria a los reyes
     y salvas a David tu siervo.

11 Defiéndeme de la espada cruel,
     sálvame de las manos de extranjeros:
     cuya boca dice falsedades,
     cuya diestra jura en falso.

12 Sean nuestros hijos un plantío,
     crecidos desde su adolescencia;
     nuestras hijas sean columnas talladas,
     estructuras de un templo;

13 que nuestros silos estén repletos
     de frutos de toda especie;
     que nuestros rebaños a millares
     se multipliquen en las praderas,

14  y nuestros bueyes vengan cargados;
     que no haya brechas ni aberturas,
     ni alarma en nuestras plazas.

15 Dichoso el pueblo que esto tiene,
     dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor.

Palabras clave



- Dios: Mi roca (1), mi bienhechor, mi alcázar (2), baluarte donde me pongo a salvo (2), mi escudo y mi refugio (2).
- Combate: Combate (1), pelea (1), saeta (6), espada (11).
- Súplica: Inclina tu cielo y desciende (5), extiende la mano desde arriba (7), defiéndeme y líbrame de las aguas caudalosas (7), defiéndeme de la espada cruel (11), sálvame de las manos de extranjeros (11).
- Felicidad: Hijos (12), hijas (12), los silos repletos (13), los rebaños a millares (13), nuestros bueyes vengan cargados (14), que no haya brechas (14), ni aberturas (14) ni alarma (14).

 

La luz del Nuevo Testamento



“En el mundo tendréis apreturas, pero, ánimo, que yo he vencido al mundo” (Jn 16, 33).
“Lo mataron colgándole de un madero, pero Dios lo resucitó al tercer día “(Hch 10, 39-40).
“Ha vencido el león de la tribu de Judá, el retoño de David; él abrirá el rollo y sus siete sellos” (Ap 5, 5).
“Vosotros os habéis mantenido a mi lado en mis pruebas, y yo os confiero la realeza como mi Padre me la confirió a mí. Cuando yo sea rey comeréis y beberéis a mi mesa” (Lc 22, 28-30).
“Para todo me siento con fuerzas, gracias al que me robustece” (Flp 4,13).

 

Oración



Dios salvador,
parecía todo perdido,
cuando manifestaste tu fuerza victoriosa
resucitando a Jesús de entre los muertos
y dando comienzo al nuevo mundo.
Alarga de nuevo tu mano.
Envía tu Espíritu
a nuestra Iglesia de hoy
para que sea testigo y anunciadora
de la victoria de la resurrección de Cristo,
y cantaremos un cántico nuevo.