Su monte santo, una altura hermosa
alegría de toda la tierra.
Salmo de Sión. Con gratitud.
Mirando al futuro.
Tema
También este salmo, a semejanza del 46, nos trae un hermoso himno referido a Sión. La grandeza del pueblo de Jerusalén, es debido a que Dios habita en su templo y Dios protege a su pueblo con un amor particular. Ahí manifiesta Dios su grandeza. Este salmo tiene como base alguna liberación extraordinaria concedida por Dios a su pueblo. Pero al mismo modo, tiene en cuenta la liberación plena al final de los tiempos. Este salmo celebra el misterio de la Iglesia de ayer, de hoy y del mañana.
2-4: La soberanía de Dios en el monte Sión es patente. Las primeras palabras son para alabar a Dios.
5-9: La victoria de Dios, venciendo a los atacantes de Sión. Esta victoria puede referirse a la obtenida contra Senakerib (2 Re 18-19), o también a la obtenida cuando Samaria y Damasco atacaron a Jerusalén (2 Re 16, 5). Pero por encima de todo esto, demuestra la protección que Dios ha tenido y que tendrá siempre para con su pueblo (9).
10-12: Oración de gratitud. En la liturgia el pueblo recuerda y celebra las obras de Dios, y se alegra.
13-15: Mirando con atención los torreones de Sión, deben comunicar a los descendientes la obra de Dios, y así continuará la acción de gracias que ha comenzado en la liturgia.
Salmo
2 Grande es el Señor, y muy digno de alabanza
en la ciudad de nuestro Dios.
3 Su Monte Santo, una altura hermosa,
alegría de toda la tierra.
El monte Sión, vértice del cielo,
ciudad del gran rey.
4 Entre sus palacios, Dios
descuella como un alcázar.
5 Mirad: los reyes se aliaron
para atacarla juntos;
6 pero al verla, quedaron aterrados
y huyeron despavoridos;
7 y allí los agarró el temblor
y dolores como de parto;
8 como un viento del desierto que destroza
las naves de Tarsis.
9 Lo que habíamos oído lo hemos visto
en la ciudad del Señor de los Ejércitos,
en la ciudad de nuestro Dios:
que Dios la ha fundado para siempre.
10 Oh Dios, meditamos tu misericordia
en medio de tu templo:
11 como tu renombre, oh Dios, tu alabanza
llega al confín de la tierra;
tu diestra está llena de justicia:
12 el monte Sión se alegra,
las ciudades de Judá se gozan
con tus sentencias.
13 Dad la vuelta en torno a Sión,
contando tus torreones;
14 fijaos en sus baluartes,
observad sus palacios,
para poder decir a la próxima generación:
15 «Este es el Señor nuestro Dios».
El nos guiará por siempre jamás.
Palabras clave
- El monte Sión: Ciudad de nuestro Dios (2), su Monte Santo (3), ciudad del gran rey (3), altura hermosa (3), alegría de toda la tierra (3), ciudad del Señor de los ejércitos (9).
- Reconocimiento: Dad la vuelta (13), contando sus torreones (13), fijaos en sus baluartes (14), observad sus palacios (14).
- Gratitud: Oh Dios, meditamos tu misericordia (10), tu alabanza (11), el monte Sión se alegra (12), las ciudades de Judá se gozan (12), decirle a la próxima generación (14).
La Luz del Nuevo Testamento
“Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella: quiso así consagrarla con su palabra, lavándola en el baño del agua, para prepararse una Iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni nada parecido” (Ef 5, 25-27).
“Nuestros padres daban culto a Dios en este monte; en cambio, vosotros decís que el lugar donde hay que darle culto está en Jerusalén Se acerca la hora, o mejor dicho ha llegado, en que los que den culto auténtico darán culto al Padre con espíritu y verdad; pues de hecho el Padre busca hombres que le den culto así” (Jn 4, 20. 23).
“Vi bajar del cielo, de junto a Dios, a la ciudad santa, la nueva Jerusalén, ataviada como una novia que se adorna para su esposo” (Ap 21, 2).
Oración
Señor Dios,
en el cuerpo de tu Hijo
a quien has resucitado de entre los muertos,
nos has dado el verdadero templo,
y has suscitado la nueva Sión, o sea la Iglesia.
Concédenos por la fuerza del amor,
que también hoy, la Iglesia, sea causa de gozo
en toda la tierra;
fortalece también hoy a la Iglesia
contra todos los enemigos,
y que alcance tu alabanza
hasta el confín de la tierra.