Oh Dios,
mi alma está sedienta de ti.
Salmo de súplica. Individual.
Agradecido.
Tema
Oración de súplica de uno que desea ardientemente al Señor. Tal vez, el salmista se encuentra en el destierro, rodeado de enemigos. Vive mirando al templo de Jerusalén. Es mucho más valioso el amor de Dios que los modos de vida y bienes de este mundo (4). Anhela al Señor día y noche, y vive merándole, suplicante, con súplicas, acción de gracias y cantos. Pero todo eso es don de Dios (9b). Para poder decir este salmo de verdad, hace falta tener auténtica sed de Dios.
2-3: Manifiesta el deseo ardiente que tiene hacia Dios.
4-6: Oración de acción de gracias a Dios.
7-9: Confiesa la felicidad que experimenta al vivir con Dios.
10-11: Súplica en contra de los enemigos.
12: El Rey se alegrará por la victoria de Dios
Salmo
2 Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
3 ¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
4 Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
5 Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
6 Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.
7 En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
8 porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
9 mi alma está unida a ti
y tu diestra me sostiene.
10 Pero los que buscan mi perdición
bajarán a lo profundo de la tierra;
11 serán entregados a la espada,
y echados como pasto a las raposas.
12 Y el rey se alegrará con Dios,
se felicitarán los que juran por su nombre,
cuando tapen la boca de los traidores.
Palabras clave
- Deseo de Dios: Por ti madrugo (2), mi alma está sedienta de ti (2), mi carne tiene ansia de ti (2), como tierra reseca, agostada, sin agua (2), viendo tu fuerza y tu gloria (3), en el lecho me acuerdo de ti (7), velando medito en ti (7), mi alma estás unida a ti (9).
- Dios: Tu fuerza y tu gloria (3), tu gracia (4), porque fuiste mi auxilio (8), a la sombra de tus alas (8), tu diestra me sostiene (9).
La luz del Nuevo Testamento
¿“Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo tenía que estar en la casa de mi Padre”? (Lc 2, 49)
“Porque para mí vivir es Cristo y el morir ganancia. Por otra parte, si vivir en este mundo me supone trabajar con fruto, ¿qué elegir? No lo sé. Las dos cosas tiran de mí: deseo morir y estar con Cristo (y esto es con mucho lo mejor); Sin embargo, quedarme en este mundo es más necesario para vuestro bien” (Flp 1, 21-24).
“Dicen el Espíritu y la esposa: ¡Ven! Diga el que escucha: ¡Ven! Quien tenga sed que se acerque, el que quiera coja de balde agua viva” (Ap 22, 17).
Oración
Señor, Tú conoces nuestro interior.
Estamos como tierra reseca bajo el peso de los pecados,
pero estamos sedientos de Ti.
Sácianos con tu amor,
aleja de nosotros la oscuridad,
ilumina nuestra mente y nuestro corazón,
y te encontraremos
en la felicidad del cielo,
cuando lleguemos un día
a contemplar tu fuerza y tu gloria.