Arráncame del cieno,
que no me hunda.
Salmo de súplica. Individual.
Humilde y confiado.
Tema
Este salmo nos trae la oración de un israelita creyente que vive en la tribulación, próximo a la muerte. Se encuentra sumergido en la aflicción, pero su fe en Dios le ilumina la vida. Su vida se apoya en el amor y confianza en Dios. Los cristianos de la antigüedad veían en este salmo los acontecimientos de la pasión de Jesucristo y sus sentimientos más hondos. También hoy la Iglesia reza este salmo unida a Cristo asumiendo su estado de ánimo, confesando las culpas y pecados, pero, a pesar de todo, siempre con confianza.
2-5: El salmista, después de llamar al Señor, le da cuenta de su estado de ánimo
6: Confiesa sus fallos
7: El salmista no quiere ser tropiezo para los buenos. y por eso acude a Dios pidiendo ayuda.
8-13: Da cuenta de su tribulación
14-19: Pide a Dios con confianza que le saque de esta situación.
20-22: Narra la actuación del enemigo
23-29: Pide la justicia de Dios contra el enemigo.
30-33: Acción de gracias del salmista. Habla como si hubiera obtenido lo que pedía, con esperanza absoluta.
34-37: Parece una añadidura que corresponde a la situación tras el regreso de Babilonia. De nuevo el pueblo de Dios vivirá en Palestina.
Salmo
2 Dios mío, sálvame,
que me llega el agua al cuello:
3 me estoy hundiendo en un cieno profundo
y no puedo hacer pie;
he entrado en la hondura del agua,
me arrastra la corriente.
4 Estoy agotado de gritar,
tengo ronca la garganta;
se me nublan los ojos
de tanto aguardar a mi Dios
5 Más que los pelos de mi cabeza
son los que me odian sin razón;
más duros que mis huesos,
los que me atacan injustamente.
¿Es que voy a devolver
lo que no he robado?
6 Dios mío, tú conoces mi ignorancia,
no se te ocultan mis delitos.
7 Que por mi causa no queden defraudados
los que esperan en ti, Señor,
Señor de los ejércitos.
Que por mi causa no se avergüencen
los que te buscan, Dios de Israel.
8 Por ti he aguantado afrentas,
la vergüenza cubrió mi rostro.
9 Soy un extraño para mis hermanos,
un extranjero para los hijos de mi madre;
10 porque me devora el celo de tu templo,
y las afrentas con que te afrentan caen sobre mi.
11 Cuando me aflijo con ayunos,
se burlan de mi;
12 cuando me visto de saco,
se ríen de mi;
13 sentados a la puerta cuchichean,
mientras beben vino me sacan coplas.
14 Pero mi oración se dirige a ti,
Dios mío, el día de tu favor;
que me escuche tu gran bondad,
que tu fidelidad me ayude:
15 arráncame del cieno, que no me hunda,
líbrame de los que me aborrecen
y de las aguas sin fondo.
16 Que no me arrastre la corriente,
que no me trague el torbellino,
que no se cierre la poza ante mi.
17 Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia,
por tu gran compasión vuélvete hacia mi;
18 no escondas tu rostro a tu siervo:
estoy en peligro, respóndeme en seguida.
19 Acércate a mí, rescátame,
líbrame de mis enemigos:
20 Estás viendo mi afrenta,
mi vergüenza y mi deshonra,
a tu vista están los que me acosan.
21 La afrenta me destroza el corazón,
y desfallezco.
Espero compasión, y no la hay,
consoladores, y no los encuentro.
22 En mi comida me echaron hiel,
para mi sed me dieron vinagre.
23 Que su mesa les sirva de trampa,
sus manjares, de lazo;
24 que sus ojos se nublen y no vean,
que su espalda siempre flaquee.
25 Descarga sobre ellos tu furor,
que los alcance el incendio de tu ira;
26 que sus terrenos se vuelvan un desierto,
que nadie habite en sus tiendas;
27 porque acosan al que tú has herido,
cuentan las llagas del que tú has lacerado.
28 Acúsalos, culpa tras culpa,
no los declares inocentes.
29 bórralos del libro de los vivos,
no sean inscritos con los justos.
30 Yo soy un pobre malherido,
Dios mío, tu salvación me levante,
31 Alabaré el nombre de Dios con cantos,
proclamaré su grandeza con acción de gracias.
32 le agradará a Dios más que un toro,l
más que un novillo con cuernos y pezuñas.
33 Miradlo, los humildes, y alegraos,
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
34 Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos.
35 Alábenlo el cielo y la tierra,
las aguas y cuanto bulle en ellas.
36 El Señor salvará a Sión,
reconstruirá las ciudades de Judá,
y las habitarán en posesión.
37 La estirpe de sus siervos la heredará,
los que aman su nombre vivirán en ella.
Palabras clave
- Aflicción: Me llega el agua al cuello (2), me estoy hundiendo en un cieno profundo (3), he entrado en la hondura del agua (3), me arrastra la corriente (3), arráncame del cieno (15), que no me hunda (15), que no me arrastre la corriente (16), que no se cierre la poza sobre mi (16).
- Injusticia: Los que me odian sin razón (5), Los que me atacan injustamente (5), ¿es que voy a devolver lo que no he robado? (5).
- La salvación de Dios: Sálvame (2), que me escuche tu gran bondad (14), que tu fidelidad me ayude (14), por tu gran compasión vuélvete hacia mí (17), no escondas tu rostro a tu siervo (18), respóndeme enseguida (18), acércate a mí (19), rescátame (19), El Señor salvará a Sión (36), reconstruirá las ciudades de Judá (36).
- Acción de gracias: Alabaré el nombre de Dios con cantos (31), proclamaré su grandeza con acción de gracias (31), le agradará mas que un toro (32), alegraos (33), alábenlo el cielo y la tierra (35), las aguas y cuanto bulle en ellas (36).
La luz del Nuevo Testamento
“A los que vendían palomas les dijo: Quitad eso de ahí: no convirtáis la casa de mi Padre en un mercado. Sus discípulos se acordaron de lo que dice la Escritura: La pasión por tu causa me consumirá” (Jn 2, 16-17)
“Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota (que quiere decir calavera), le dieron a beber vino mezclado con hiel” (Mt 27, 33-34)
“Dichosos vosotros cuando os insulten, os persigan y os calumnien de cualquier modo por causa mía. Estad alegres y contentos, que vuestra recompensa será grande en el cielo” (Mt 5, 11-12)
“Esos vestidos de blanco ¿quiénes son y de dónde vienen?...esos son los que han salido de la gran persecución; han lavado y blanqueado sus vestiduras con la sangre del Cordero” (Ap 7, 14)
Oración
Señor Jesús,
por nuestro amor
has sufrido la muerte de cruz.
Míranos con tu gran misericordia;
envíanos la luz de tu resurrección,
y haz que, en nuestras aflicciones
tengamos la fuerza de seguirte.