Salmo 73 (72)

Qué bueno es el Señor
para los limpios de corazón.
Salmo sapiencial. Lleno de enseñanza.
De confianza. De escucha.

Tema


Este salmo nos trae la experiencia interior del salmista, y además, no cualquier experiencia. En el día a día ha visto con los ojos, a los malos felices y en bonanza. Concediendo la felicidad a los malos ¿Cómo puede ser recto Dios? Durante mucho tiempo ha sostenido esta dura lucha en su interior. Ha pensado en dejar todo y seguir el camino ancho de los malos. Pero le ha llegado un luz desde arriba: Es mucho más valioso que la dicha que tienen los malos con las cosas de este mundo, el vivir en amistad con Dios y gozar de su amor. Comparado con la felicidad que viene de Dios son muy poca cosa los bienes de este mundo, la salud y demás cosas (28). Al parecer, el salmista no conoce todavía la felicidad plena del mundo futuro. Pero el gozo que supone el amor de Dios no tendrá fin.
En este salmo aparece con claridad, la lucha interior del salmista, los pasos que ha dado buscando su libertad. “Por poco doy un mal paso” (2); “envidiaba a los perversos “(3); “¿se va a enterar el Altísimo?” (11); “meditaba yo para entenderlo” (16); “pero me resultaba muy difícil” (16); “hasta que entré en el misterio de Dios” (27). “Yo siempre estaré contigo” (23). “para mí lo bueno es estar junto a Dios” (28).Teniendo en cuenta estos pasos, puede dividirse en tres secciones el salmo:
   1: Introducción. Confiesa la fe que tiene en Dios.
   2-11: La lucha que provoca en el justo la felicidad de los malvados.
   2-3: La fe en peligro.
   4-5: Menciona la felicidad del malvado.
   6-7: El orgullo y la maldad de los malvados.
   8-9: Sus malas intenciones.
 10-11: Cuestionan la omnipotencia de Dios.
 12-20: La luz le viene de arriba
 12-14: Oscuridad y duda.
 15-17: A la luz de la fe ha encontrado el camino.
 18-20: La felicidad del malvado no tiene valor.
 21-28: El salmista deposita en Dios su felicidad.
 21-22: Reconoce la insensatez anterior.
 23-24: En amistad con Dios.
 25-26: Esté arriba o esté abajo, sólo en Dios tiene su complacencia.
 27-28a: Después de esta experiencia, el salmista ya sabe cómo  debe actuar en su vida en el futuro.
 28b: Esta experiencia debe comunicarse a los demás.

Salmo


  1 «Qué bueno es Dios para el justo,
     el Señor para los limpios de corazón».

  2 Pero yo por poco doy un mal paso,
     casi resbalaron mis pisadas:

  3 porque envidiaba a los perversos,
     viendo prosperar a los malvados.

  4 Para ellos no hay sinsabores,
     están sanos y orondos;

  5 no pasan las fatigas humanas
     ni sufren como los demás.

  6 Por eso su collar es el orgullo,
     y los cubre un vestido de violencia;

  7 de las carnes les rezuma la maldad,
     el corazón les rebosa de malas ideas.

  8 Insultan y hablan mal,
     y desde lo alto amenazan con la opresión.

  9 Su boca se atreve con el cielo,
     y su lengua recorre la tierra.

10 Por eso mi pueblo se vuelve a ellos
     y se bebe sus palabras.

11 Ellos dicen: «¿Es que Dios lo va a saber,
     se va a enterar el Altísimo?».

12 Así son los malvados:
     siempre seguros acumulan riquezas.

13 Entonces, ¿para qué he limpiado yo mi corazón
     y he lavado en la inocencia mis manos?

14 ¿para qué aguanto yo todo el día
     y me corrijo cada mañana?

15 Si yo dijera: «Voy a hablar como ellos»,
     renegaría de la estirpe de tus hijos.

16 Meditaba yo para entenderlo,
     pero me resultaba muy difícil:

17 hasta que entré en el misterio de Dios,
     y comprendí el destino de ellos.

18 Es verdad: los pones en el resbaladero,
     los precipitas en la ruina:

19 En un momento causan horror,
     y acaban consumidos de espanto.

20 Como un sueño al despertar, Señor,
     al despertarte desprecias sus sombras.

21 Cuando mi corazón se agriaba
     y me punzaba en mi interior,

22 yo era un necio y un ignorante,
     yo era un animal ante ti.

23 Pero yo siempre estaré contigo,
     tú agarras mi mano derecha,

24 me guías según tus planes,
     y me llevas a un destino glorioso.

25 ¿No te tengo a ti en el cielo?
     y contigo ¿Qué me importa la tierra?

26 Se consumen mi corazón y mi carne
     por Dios, mi lote perpetuo.

27 Sí: los que se alejan de ti se pierden,
     tú destruyes a los que te son infieles.

28 Para mí lo bueno es estar junto a Dios,
     hacer del Señor mi refugio;
     y contar todas tus acciones
     en las puertas de Sión.

Palabras clave



- Felicidad del malvado: Para ellos no hay sinsabores (4), están sanos y orondos (4), no pasan las fatigas humanas (5), no sufren como los demás (5), el orgullo (6), violencia (6), maldad (7), malas ideas (7), opresión (8).
- Fatigas de los buenos: Aguanto todo el día (14), me corrijo cada mañana (14).
- Amistad con Dios: Yo siempre estaré contigo (23), tú agarras mi mano derecha (23), me guías según tus planes (24), me llevas a un destino glorioso (24), ¿no te tengo a ti? (25), estar junto a Dios (28), hacer del Señor mi refugio (28).
- Dios, felicidad del justo: ¿No te tengo a ti en el cielo? (25), Contigo ¿qué me importa la tierra? (25), Se consumen mi corazón y mi carne por Dios, mi lote perpetuo (26), para mi lo bueno es estar junto a Dios, (28).

La luz del Nuevo Testamento


“El que me envió está conmigo; nunca me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a él” (Jn 8, 29).
“Uno que me ama hará caso a mi mensaje, mi Padre lo amará y los dos nos vendremos con él y viviremos con él” (Jn 14, 23).
“Dichosos los sinceros de corazón, porque verán a Dios (Mt 5, 8).
“Lo que vimos y oímos os lo anunciamos ahora para que seáis vosotros solidarios con nosotros; pero, además, esta solidaridad nuestra lo es con el Padre y con su Hijo Jesús, el Mesías” (1 Jn 1, 3).
“Porque para mí vivir es Cristo y morir ganancia” (Flp 1, 21).
“Mucho es mi orgullo por vosotros, me siento lleno de ánimos, reboso de alegría en medio de mis penalidades” (2 Cor 7, 4).

Oración


Dios bondadoso, cuando nos entregaste a tu Hijo,
te hiciste para siempre nuestra heredad.
Pero frecuentemente no comprendemos
la inmensa riqueza de ese don,
y aquí andamos, buscando felicidad en bagatelas.
Concédenos la verdadera sabiduría
 que procede de la cruz.
Que aprendamos a cimentar en la fe y en el amor
las adversidades de la vida.
Que podamos alcanzar pronto la verdadera felicidad,
y comunicaremos a los demás tus obras.