Para que adquiramos
un corazón sensato.
Salmo sapiencial. También de súplica
a favor del pueblo.
a favor del pueblo.
Tema
El tema de este salmo no es único. Por lo que parece, el salmista ha empleado oraciones anteriores a él para componer este salmo, dándole su propia unidad. La parte más antigua nos trae una reflexión sobre la vida del hombre (2-12): por una parte presenta la eternidad de Dios (2-6), y por otra la brevedad de la vida del hombre (7-12). Esta situación es consecuencia del pecado del hombre (8), y debe trabajar para adquirir un corazón sensato (12). El hombre debe humillarse ante Dios, que tiene en sus manos la vida verdadera.
La segunda parte (13-17) parece que es del salmista. En una situación angustiosa del pueblo de Israel, suplica la ayuda de Dios a favor del pueblo. Estas dos partes, a pesar de ser muy distintas, están relacionadas entre sí: La brevedad de la vida de la humanidad pecadora y la situación angustiosa del pueblo rebelde de Israel, están en las manos del Dios justo. Por eso necesita la salvación.
1: Parece el versículo que ha colocado el salmista para unir las dos partes. Contiene una confesión de fe.
2-6: Dios es eterno, y todopoderoso, enterior al mundo.
7-12: La existencia humana es breve y llena de penalidades. La misma humanidad es culpable de esta situación, pues ha pecado y Dios se ha enfadado.
13-17: En la situación angustiosa del pueblo pide la ayuda de Dios. La esperanza del pueblo se apoya en el Dios todopoderoso.
Salmo
1 Señor, Tú has sido nuestro refugio
de generación en generación.
2 Antes que naciesen los montes,
o fuera engendrado el orbe de la tierra,
desde siempre y por siempre Tú eres Dios.
3 Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo: Retornad hijos de Adán.
4 Mil años en tu presencia
son un ayer, que pasó,
una vela nocturna.
5 Los siembras año por año,
como hierba que se renueva:
6 Que florece por la mañana,
y por la tarde la siegan y se seca.
7 ¡Cómo nos ha consumido tu cólera,
y nos ha trastornado tu indignación!
8 Pusiste nuestras culpas ante ti,
nuestros secretos, ante la luz de tu mirada.
9 Y todos nuestros días pasaron bajo tu cólera,
y nuestros años se acabaron como un suspiro.
10 Aunque uno viva setenta años,
porque pasan a prisa y vuelan.
la mayor parte es fatiga inútil,
porque van a prisa y vuelan.
11 ¿Quién conoce la vehemencia de tu ira,
quién ha sentido el peso de tu cólera?
12 Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
13 Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos;
14 Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo;
15 Danos alegría por los días en que nos afligiste,
por los años en que sufrimos desdichas.
16 Que tus siervos vean tu acción
y sus hijos tu gloria.
17 Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos.
Palabras clave
- Eternidad de Dios: De generación en generación (1), antes que naciesen los montes (2) antes que fuera engendrado el orbe de la tierra (2), desde siempre y por siempre (2), mil años en tu presencia son un ayer, que pasó (4), una vela nocturna (4).
- Brevedad de los días del hombre: Por la tarde la siegan y se seca (6), nos ha consumido tu cólera (7), trastornado (7), nuestros años se acabaron como un suspiro (9), la mayor parte son fatiga inútil (10), pasan a prisa y vuelan (10).
- Súplica: Vuélvete (13), sácianos de tu misericordia (14), danos alegría ((15), baje hasta nosotros la bondad del Señor (17)
La luz del Nuevo Testamento
“No olvidéis una cosa amigos, que para el Señor un día es como mil años y mil años como un día. No retrasa el Señor lo que prometió, aunque algunos lo estiman retraso; es que tiene paciencia con vosotros, porque no quiere que nadie perezca, quiere que todos tengan tiempo para convertirse” (2 Pe 3, 8-9)
“Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre que posee la gloria, os de un saber y una revelación interior, con profundo conocimiento de El” (Ef 1, 17)
“Quien tiene apego a la propia existencia, la pierde; quien desprecia la propia existencia en el mundo, éste la conserva para una vida sin término” (Jn 12, 25).
Oración
Señor, Dios nuestro
Tu eres eterno e infinito;
en cambio nosotros polvo,
hierba que se marchita.
Vuélvete hacia nosotros para que nos alegremos,
y concédenos un corazón lleno de tu sabiduría,
para que te amemos, te alabemos y te sirvamos.